Jeb Bush fue la principal y única baja republicana resultante de las elecciones primarias de South Carolina. El otrora fenomenal Benjamin Carson y el prometedor gobernador de Ohio, John Kasich, se mantienen en la lid con un papel reducido a tratar de ganar la cantidad de delegados que impidan acualquiera de los otros tres obtener los 1 237 necesarios para ser nominado y forzar una solución negociada en la Convención Nacional.
En realidad solo quedan en pie tres contrincantes republicanos: el díscolo Trump y el novato Marco Rubio, la esperanza de salvación para el establishment. Ambos deberán concentrar sus ataques contra Ted Cruz, quien tiene la base de apoyo más reducida, en la cual el mayor peso corresponde a los grupos evangélicos cristianos.
Trump, con los ribetes demagógicos y populistas de su verbo acerbo, acre, implacable y mordaz dirigido contra los personeros republicanos, se ha reafirmado como “puntero” entre los aspirantes de dicho partido, al granjearse la simpatía y el apoyo de las bases republicanas descontentas y airadas contra sus líderes tradicionales, a los que culpan por ineficientes e incapaces de llevar a vías de hecho un programa conservador coherente, a pesar de tener la mayoría en ambas cámaras del Congreso federal, en los cargos de gobernador en los estados y en los órganos legislativos en ese nivel.
Rubio es la única esperanza de los políticos republicanos tradicionales para evitar que el iconoclasta Trump se alce con la nominación presidencial y, en consecuencia, del liderazgo absoluto del Partido Republicano que viene aparejado con la condición de candidato presidencial. La retirada de Jeb Bush permite que ahora el dinero de los grandes contribuyentes republicanos vaya a nutrir (como ya lo están anunciando anónimamente ) los cofres de Rubio, de lo cual está absolutamente necesitado para sufragar los cuantiosos gastos de la importante fase de las primarias que se abre a partir del “Súper Martes” del 1ro. de marzo, cuando se realicen simultáneamente comicios en 12 estados (seis de ellos de la llamada Conferencia del Sureste —SEC—, por sus siglas en inglés) donde se repartirán, acorde con la proporción que alcance cada aspirante, 632 delegados a la Convención Nacional y en otros 15 comicios entre el 5 y el 15 de marzo con un total de 714 delegados más: un total de 1 346 delegados, o 109 por encima de los que se requieren para alcanzar la mitad más uno de los participantes en la Convención Nacional Republicana para garantizar obtener la nominación presidencial.
Los comicios de esos 15 días tendrán un peso fundamental en cuanto a las posibilidades de Rubio o Trump porque, según las reglas establecidas por el Comité Nacional Republicano, hasta el 15 de marzo los delegados serán divididos entre los aspirantes proporcionalmente a la cantidad de votos que obtenga la lista de cada aspirante. A partir de esa fecha, la mayor parte de los comités de los partidos en los estados restantes han optado por la fórmula de adjudicar todos los delegados al aspirante que mayor cantidad de votos obtenga.
Después del 15 de marzo, la permanencia (si es que para esa fecha no han decidido poner fin a la aspiración) de Carson y Kasich en la contienda solo tendrá sentido y será posible si logran de alguna manera recaudar los fondos imprescindibles para sufragar los gastos de campaña u obtener un número de delegados que pueda influir de alguna manera en la nominación del candidato en la Convención Nacional.
Por el momento, la variante con más posibilidades de concretarse es el enfrentamiento Trump-Rubio por la nominación presidencial.
En el lado demócrata, el triunfo de Hillary Clinton en los caucus de Nevada por una ventaja de 5,5 % de la votación, con el 95 % de los precintos escrutados, la reafirma como la favorita a la nominación por ese Partido. Para ello deberá repetir ese primer lugar en las primarias de South Carolina el 27 de febrero. Durante las siguientes dos semanas, las primarias y caucus tendrán lugar en territorios generalmente más favorables a la mujer que aspira a convertirse en la primera que ocupe la presidencia de los Estados Unidos.
No olvidar que el proceso electoral se encuentra en la etapa de las elecciones internas de cada partido para decidir quién es escogido como candidato a la presidencia en las elecciones del próximo mes de noviembre y cuando ello ocurra, se abrirá una nueva etapa regida por reglas y formas muy distintas.
Como, además, falta mucho camino por recorrer, no es conveniente extrapolar los factores y forzar innecesariamente cualquier pronóstico sobre el resultado final.















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Lázaro dijo:
1
23 de febrero de 2016
06:50:04
Rubén dijo:
2
24 de febrero de 2016
19:32:21
Juan Manuel Respondió:
25 de febrero de 2016
20:19:32
Miguel Angel dijo:
3
25 de febrero de 2016
03:03:33
ema Respondió:
26 de febrero de 2016
08:27:57
jesus Respondió:
26 de febrero de 2016
13:58:25
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