TRINIDAD Y TOBAGO.— Hay en pleno Caribe unas “Torres Gemelas”. Así le dicen localmente los trinitarios al Complejo financiero Eric Williams, situado en la Plaza de la Independencia, en Puerto España.
Y no hay, además, en Trinidad y Tobago, ni en todo el Caribe de habla inglesa, edificio más alto que este, compuesto de un par de rascacielos de 22 pisos y una altura de 302 pies (92 m). Su construcción, a cargo del arquitecto Anthony C. Lewis Partnership, comenzó en 1979 y terminaría en 1986. La primera torre del complejo alberga el Banco Central del país caribeño, en tanto en la segunda se sitúa el Ministerio de Hacienda.
El Eric Williams Plaza tiene este nombre oficial en honor a quien fuese el primer ministro de Trinidad y Tobago (Eric Eustace Williams) y también un notable historiador y fundador del Movimiento Nacional del Pueblo (1955).
Sin embargo, unos pocos días en esta isla fueron suficientes para saber que la dulce T and T, como se refieren a su país los trinitarios, es lugar de coincidencias. Porque allí, en la región norte central de la isla de Trinidad, que “flota” justo frente al Delta del Orinoco, hay otra edificación con igual nombre, y que resulta, en trascendencia, al menos en cuestiones de vida, más imponente.
Dicen que “malo” es generalmente el augurio cuando se llega a la sala de emergencias de un hospital. Malo era quizá para aquel joven —del que ahora nos habla el doctor Rodolfo Arozarena Fundora—, quien tal vez no contó con que manos cubanas lo recibirían para torcer, junto a otras manos de esta tierra, las líneas de un destino poco alentador. Una de las tantas historias que la brigada médica cubana en el Complejo de Ciencias Médicas Eric Williams ha escrito de manera diferente.
“Llegó al hospital como una emergencia, con una herida penetrante en el cuello tras un accidente laboral, ocasionada por una hoja de sierra eléctrica portátil que se desprendió mientras trabajaba. Fuimos llamados a emergencia donde constatamos una herida penetrante de la laringe y la tráquea superior con laceración de la glándula tiroides y sangramiento activo, además de salida de aire a través del orificio de entrada del cuello”, rememora el doctor Arozarena Fundora, quien es otorrinolaringólogo.
Cuenta el especialista que inmediatamente se le realizó una traqueotomía de urgencia con anestesia local en el salón de cirugía menor, en el cuerpo de guardia y posteriormente el paciente fue llevado de urgencia al salón de operaciones.

“Allí, el trabajo en equipo de los servicios de Otorrinolaringología y Cirugía torácica del hospital, liderados en esta ocasión por el doctor Sreekhan, permitió realizarle al joven una reconstrucción laringotraqueal inmediata con el control del sangrado local y la reparación de la glándula tiroides lacerada. Por suerte —dice—, no hubo lesión directa del nervio laríngeo recurrente ni de las estructuras vasculares y nerviosa del cuello. La evolución fue satisfactoria, permitiendo la retirada de la traqueotomía en 12 días y una completa cicatrización al mes de intervenido”.
Fue una intervención quirúrgica compleja, y apenas lo decimos y nuestro interlocutor se apresura a agradecer a profesores como Andrés Sánchez Díaz, José Antonio Peraza, Nélido González, José Ramón Martínez, Edelberto Fuentes, y el profesor Corona, entre los muchos otros que ayudaron en su formación como cirujano para poder realizar una operación como esta, que permitió salvar con una excelente calidad de vida a este paciente en Trinidad y Tobago.
UN HOSPITAL, MÁS DE UN RETO
Ubicado en la región norte central del país, el Complejo de Ciencias Médicas Eric Williams funciona como el Hospital Universitario de Trinidad y Tobago, asociado a la Universidad de la West Indies (Indias Occidentales), con formación de pregrado desde el primero hasta el quinto año, y de posgrado con programa de residencias en especialidades clínica, quirúrgica, ginecología y Pediatría, nos explica el especialista.
Este centro se desempeña además como un hospital clínico quirúrgico docente de tercer nivel, con amplios servicios de Nefrología, Diálisis y Trasplante Renal, Cirugía Cardiovascular Abierta e Intervencionista, Cirugía Torácica y Abdominal Tradicional y de Mínimo Acceso, Servicio Neuroquirúrgico con técnicas abiertas y mínimo invasiva; y cuenta con el complejo pediátrico y de neonatología más grande del país, con manejo intensivo de niños y recién nacidos. Por otra parte, se incluye en la propia institución la Escuela de Estomatología de Trinidad y Tobago, adjunta también a la Universidad de la West Indies.

De ahí, comenta el entrevistado, que este hospital sirva como centro de referencia para el Caribe de habla inglesa en muchas especialidades; y un buen número de sus servicios son únicos en el sistema de salud pública del país.
“Todos estos detalles muestran el alto nivel de exigencia y profesionalidad que tiene que ser canalizado en idioma inglés y no ha sido un impedimento para el trabajo de nuestros profesionales de la salud. Es justo en este escenario donde se desarrolla la actividad de la brigada médica cubana del Eric Williams, con una magnífica opinión de la contraparte de los profesionales de la salud y el pueblo de Trinidad y Tobago”, afirma el doctor Arozarena Fundora.
Son 23 (13 mujeres y diez hombres) los profesionales de la salud cubanos que trabajan en este hospital, distribuidos en cinco médicos (de las especialidades alergología, maxilofacial, cardiología, clínico e intensivista y otorrinolaringología), un entomólogo, tres licenciadas en ciencias farmacéuticas y 14 licenciados en Enfermería (nueve del sexo femenino y cinco del sexo masculino).
Esta brigada, al igual que el resto de los colaboradores de la salud cubanos en esta parte del Caribe, debe interactuar a diario con lo que es el más grave problema de salud del país: las enfermedades crónicas no transmisibles.
“Tienen una alta incidencia de hipertensión arterial, diabetes y obesidad, padecimientos que constituyen la base de sus enfermedades cardiovasculares. Se aprecia en personas jóvenes, y la obesidad, por ejemplo, abarca desde la niñez hasta las posteriores etapas de la vida. Ello genera trastornos endocrinometabólicos en niños, trastornos ortopédicos, problemas dermatológicos, cardiovasculares y otorrinolaringológicos.
“Nuestra especialidad en el Eric Williams tiene un alto impacto, al ser el hospital universitario donde recae la atención pública de alta tecnología y la formación de enfermeros, médicos y especialistas. Es el centro pediátrico más grande del país. Hay una alta incidencia de la apnea obstructiva del sueño, enfermedad que se asocia a la obesidad, así como de reflujo gatroesofágico, basado en los elementos dietéticos que consumen en su mayoría, y de enfermedades gastrointestinales”, explica el entrevistado.
Por su complejidad, dado el número de servicios que presta, podría antojarse este hospital el mayor de los retos. Pero ni ello, ni un idioma diferente, ni siquiera “el extrañar sobremanera el país y la familia, porque no falta en la lejanía ese espacio para la nostalgia y el recuerdo de no estar junto a ellos”, han sido obstáculos infranqueables para esta veintena de héroes cotidianos.
Y mientras uno de ellos se disculpa, innecesariamente (omitir sería pecar de fríos), por querer mandar saludos a sus hijas, esposa, familia, pacientes, amigos; a los “trabajadores del hospital Salvador Allende y al colectivo del hospital Hermanos Ameijeiras, en especial al servicio de Otorrinolaringología y al equipo del piso 20 de dicho centro, quienes con su esfuerzo en Cuba apoyan nuestro trabajo en la colaboración”; nos vamos convenciendo de que nuestros médicos son únicos.
Las imágenes no mienten. Porque en ellas sonríe aquel joven mientras acude a consulta, a seis meses de operado y con una recuperación total del accidente que pudo haber sesgado sus sueños, pero que no contó con que en el Eric Williams hay, también, algo que se llama Cuba, y protege.















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Nuevitero dijo:
1
25 de enero de 2016
09:25:15
Heem Gondes dijo:
2
25 de enero de 2016
17:38:21
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