
Los vínculos entre China y América Latina marcan el modelo de un nuevo tipo de asociación en medio de la incertidumbre sobre la economía global y el reacomodo del sistema de poder posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Su fortalecimiento implica un punto de inflexión en la historia de los nexos de la región con las grandes potencias, basadas históricamente en la agresión y los intentos de subordinación.
Luego de varios años de acercamiento socio-económico, China decidió estrechar posiciones con estos países y la vía más factible para ampliar su presencia fue convertirse en un actor determinante para el desarrollo económico de la zona.
Así las cosas, en el 2014 el gigante asiático decidió reconocer a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) como uno de los entes más importantes para fomentar el intercambio recíproco en todos los ámbitos.
El proceso de integración de América Latina y el Caribe constituye una de las potencialidades que ve China para el futuro de la relación. El comercio con el bloque de 33 países fomenta la expansión del conocimiento y el desarrollo de los recursos humanos.
La Celac se proyecta como una plataforma estratégica para China en su trato con Latinoamérica. Beijing, según han declarado sus líderes, no pretende sacar un provecho inmediato y temporal en sus lazos con la región, en cambio sus aspiraciones van dirigidas a conformar una relación equilibrada y sostenible.
Como expresión de este interés se realizó el año pasado en Beijing el Primer Foro Ministerial China-Celac, una cumbre donde los representantes de ambos lados concordaron en aspectos fundamentales para apuntalar su imbricación.
De esta nueva plataforma de diálogo multilateral emergió el compromiso de ampliar la colaboración y desarrollo común en los aspectos clave de la relación: económico, político y socio cultural.
ECONOMÍA PARA LA INTEGRACIÓN
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reconoce que las economías de estos nuevos socios crecerán en los próximos años entre dos y tres veces más que las industrializadas.
Es por ello que la Cepal invita “a repensar las estrategias globales y regionales de alianzas, y a conceder una mayor relevancia a los vínculos Sur-Sur en el comercio, la inversión extranjera directa (IED) y la cooperación”.
Hace ya varios años que China se convirtió en el segundo socio comercial de la región. El comercio bilateral pasó de 12 596 millones de dólares en el 2000 a 263 600 millones de dólares en el 2014, según cifras oficiales.
Las importaciones provenientes de China representan el 13% del total de la región y su mercado es el segundo destino de las exportaciones de países como Perú, Cuba y Costa Rica.
Todos estos datos son aún insuficientes ante los deseos de ambos socios. Durante el I Foro Ministerial, el presidente chino, Xi Jinping fijó el objetivo del comercio bilateral en 500 000 millones de dólares para los próximos diez años. Para lograrlo la inversión directa de China en América Latina deberá alcanzar los 250 000 millones de dólares.
El futuro de estas metas radica sobre todo en la creación y correcta ejecución de un marco de cooperación, así como la promoción de fondos y proyectos para el desarrollo de ejes fundamentales como la infraestructura, inversión, agricultura, recursos energéticos, manufactura, educación, turismo, innovación y tecnología.
Precisamente hace muy pocos días entró en operación el Fondo de Cooperación China-América Latina con 10 000 millones de dólares para invertir en las áreas mencionadas. Esta entidad, según trascendió, se adaptará a las necesidades del desarrollo social, económico y ambiental, así como a la visión del desarrollo sostenible del continente latinoamericano.
Una de las prioridades de esta unión es potenciar, a partir del intercambio de experiencias, los intereses propios de cada región. Para América Latina resulta altamente provechosa la disposición china por desarrollar proyectos de infraestructura que integren las costas del Atlántico y el Pacífico.
Actualmente el país asiático participa en la construcción de un nuevo puerto en Cuba y una conexión ferroviaria bioceánica entre Brasil y Perú. Pero su obra más importante es la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua.
El continente americano cuenta en este contexto con la posibilidad de avanzar en su proceso de industrialización. La exportación hacia China de algunas de las principales materias primas que se producen en la zona, es una coyuntura que debe suponer, según los expertos, la diversificación de la economía en detrimento de los vicios de la monoproducción que tanto abunda por estas tierras.
Mientras China se encuentra en un proceso de apertura y reforma de su economía, América Latina tiene ante sí el reto de consolidar la integración por lo que su principal objetivo debe conducir a vincular ambas agendas para lograr un desarrollo económico productivo conjunto que los catapulte a ser los polos del crecimiento mundial.
“Muchos son los desafíos que enfrentan las relaciones económicas bilaterales, pero hay una palabra clave: diversificación. En los últimos 15 años, el vínculo ha registrado un gran dinamismo. El valor del comercio bilateral se multiplicó 22 veces entre el 2000 y el 2014”, aseguró el profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia China de Ciencias Sociales, Sun Hongbo.
La secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, consideró al respecto de esta relación con beneficio mutuo que la rica experiencia acumulada por los países latinoamericanos en materia de políticas sociales innovadoras, urbanización, protección medioambiental y otros ámbitos también puede ser útil para China al abordar los grandes desafíos que enfrenta en su camino al desarrollo.
El Plan de Cooperación de la Celac-China 2015-2019 proporciona, en este caso, un marco institucional apropiado para avanzar en todas estas áreas y lograr sociedades más prósperas y menos desiguales.
UNA ALIANZA ESTRATÉGICA
El interés estratégico de China por la colaboración con América Latina y el Caribe no se limita a lo económico. La nación asiática crea alianzas con nuestro continente dentro de los más importantes organismos internacionales como la ONU, la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Xu Shicheng, docente e investigador en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias Sociales de China, considera que los vínculos políticos son una de las fortalezas entre su país y Latinoamérica.
En este sentido destaca la cantidad de visitas de alto nivel efectuadas, de un lado y otro, durante los años anteriores.
Solamente desde el año 2000 hasta la fecha dos presidentes (Hu Jintao, 2004, 2008 y 2010 y Xi Jinping, 2013 y 2014) y dos primeros ministros (Wen Jiabao, 2012 y Li Keqian, 2015) han protagonizado giras por la región.
La concertación a nivel gubernamental ha servido entre otras cosas para crear mecanismos de consulta y ampliar los contactos entre los parlamentos y partidos políticos.
El primer Foro de Partidos Políticos China-Celac, que reunió a 27 organizaciones de 26 países de América Latina y el Caribe, contribuyó también a fortalecer el grado de implicación política de estos vínculos.
Las estrechas relaciones que ha cultivado China, durante varias décadas, con países de la región estimulan el ascenso de esta cooperación y generan confianza mutua.
La relación entre China y América Latina y el Caribe posee ya la suficiente madurez para dar un salto de calidad y avanzar hacia un vínculo estratégico de más alto nivel, según reconocen todas las partes.
El propio proceso de integración latinoamericano se debe favorecer con la experiencia acumulada por China luego de siglos de trabajo para conservar una cultura milenaria.
El intercambio idiomático, literario y musical contribuirá también al entendimiento y la asimilación de una y otra cultura y así elevar el grado del diálogo bilateral.
En un corto periodo de tiempo se han creado más de 30 institutos Confucio para el estudio del mandarín y las costumbres chinas en general. Por su parte, la Academia China presta atención el estudio de los desafíos que enfrenta el continente y el aprendizaje de literatura española, portuguesa y latinoamericana.
El intercambio de estudiantes se consolida como una de las vías para la promoción de ambas culturas. En los próximos cinco años 5 000 becas serán entregadas a estudiantes latinoamericanos que quieran instruirse en China.
Las economías y sociedades de China y América Latina son altamente complementarias, es por ello que la intención de aumentar la cooperación económica y comercial es bien recibida por ambas partes.
A pesar de estar separados por miles de kilómetros de distancia, estos territorios buscan crear y afianzar estrategias de coordinación en los temas que marcan la pauta del convulso siglo XXI.















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Miguel Angel dijo:
1
15 de enero de 2016
08:35:55
Ezequiel dijo:
2
15 de enero de 2016
11:01:41
Miguel Angel Respondió:
15 de enero de 2016
11:41:42
Jose Mendez dijo:
3
15 de enero de 2016
14:42:55
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