ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Sunitas y chiitas comparten muchas tradiciones, entre ellas la peregrinación a la ciudad de La Meca. Foto: Reuters

Esa gran verdad con la que se califica a la región del Oriente Medio como la más volátil de las últimas décadas, nos obliga a reflexionar cuando una u otra acción pueda añadir leña a ese fuego sin apagar.

Allí no solo pugnas religiosas y sectarias se cruzan sables por contradicciones internas; sino que un gran apetito foráneo estimula las más diversas acciones de guerra —desde invasiones, ocupaciones, suministro de armas, dinero y otras.
Un alerta necesaria sería razonable, de manera que prevalezca la convivencia pacífica en medio de las diferencias religiosas.

Exacerbar en pleno siglo XXI contradicciones que se remontan al año 632, pone en la hoguera la convivencia de unos y otros —musulmanes todos— que ha prevalecido dentro de un conglomerado que supera los 1 200 millones de personas.
Por supuesto, en fecha tan lejana como el nacimiento de estas dos vertientes del mundo musulmán —chiitas y sunitas—, no se conocía el petróleo ni el gas, y mucho menos su responsabilidad en lo que luego sería la creación del mundo desarrollado, movido generalmente por esa energía codiciada, salida del vientre de una tierra pródiga en recursos minerales, y por tanto, en conflictos entre quienes se los arrebatan a esas naciones bajo la amenaza de las armas o de una tecnología en poder de grandes compañías transnacionales.

En tal circunstancia, se hace más difícil la convivencia, cuando se exacerban pasiones, o cuando se usa la ejecución sumaria como salida para calmar alguna que otra protesta.

Hoy los chiitas constituyen la mayoría de la población en Irán, Irak, Bahrein, Azer­bai­yán y también conviven en Yemen. Hay algunas co­munidades chiitas en Afganistán, India, Kuwait, Líbano, Pakistán, Catar, Siria, Tur­quía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

De estas naciones, Irak no se ha recuperado aún de una guerra y ocupación impuesta por Estados Unidos; y Yemen sufre los embates de los bombardeos foráneos con la presunta justificación de calmar los ánimos en un conflicto interno en el que se dan la mano la pobreza y la diferencia étnico-religiosa.

Aunque el poder mediático ha ido desplazando los focos informativos hacia otras áreas, de acuerdo con un informe de la ONU, en los últimos diez meses la violencia en Yemen ha dejado alrededor de 767 muertos, de ellos 405 civiles fallecidos a causa de los bombardeos y 2 900 heridos. Ya suman más de 300 000 yemenitas los que han tenido que huir como consecuencia de la guerra, según la red noticiosa Voltaire.

En cuanto a Irán, de mayoría chiita, tras largos años de presión occidental y sanciones encabezadas por Estados Unidos, hace solo unos meses se llegó a un acuerdo razonable donde se reconoce el carácter pacífico del desarrollo nuclear en la nación persa, se admite la verificación por el Organismo Internacional de la Energía Atómica de que esto sea sí, y Occidente debe levantar todas las sanciones económicas impuestas a ese país.

Razón más que suficiente este acuerdo entre Irán y las potencias mundiales, para, de una vez y por todas, dejar de ver al país persa como un fantasma, y admitirlo como lo que es, un estado soberano con derecho a desarrollarse.

En todos los casos y por la razón que sea, el diálogo entre las partes conduce a limar asperezas, calmar tensiones y eliminar la injerencia foránea en asuntos que tienen que ver con la soberanía de una u otra nación con el objetivo supremo de lograr la paz a la que tiene derecho toda la humanidad.

Si esos avances reales como el logrado con Irán, vislumbran la negociación como única vía para la solución de los problemas, las diferencias entre naciones vecinas, —sean chiitas o sunitas—, deben caminar por ese carril, y todos, de manera conjunta, enfrentar al enemigo mayor que es el terrorismo identificado en el Estado Islámico y otros grupos armados que se han propuesto acabar con países como Siria, Irak, Libia y otros en esa zona.

Este objetivo aun es una cuenta pendiente que debe saldarse en el presente año 2016.

En el caso de los sunitas, son mayoría en estados como Arabia Saudita, Afganistán, Pa­kistán, Jordania y Kuwait; y también los hay en Yemen, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Túnez, Catar, Libia, Turquía y Siria.

De acuerdo con despachos de Reuters, los sunitas constituyen algo más del 80 % de los musulmanes, mientras los chiitas son el 13 %. Y, aunque ambas ramas del Islam han coexistido compartiendo muchas creencias, las diferencias esenciales tienen que ver con la doctrina, rituales, leyes y teología.

La historia recoge que tras la muerte del profeta Mahoma en el año 632, se planteó el problema de la sucesión. Un grupo —los sunitas— siguió a los primeros califas posteriores a Mahoma; mientras que el otro —los chiitas— sostuvo que se debía continuar con la línea familiar del profeta, es decir, su yerno Alí.

En teología, los chiitas magnifican al cuarto califa, Alí. Se considera que el líder debe descender de los hijos que Alí engendró con Fátima, la hija de Mahoma.

Son esos, sin lugar a dudas, problemas sin resolver dentro de creencias religiosas, pero que, en ningún caso, deben utilizarse para animar guerras o para no hacer del diálogo en favor de la paz y la coexistencia, el único camino posible para que se pueda seguir venerando a uno u otro dios, con el apellido que corresponda según la religión de unos y otros.

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Pedro NL dijo:

1

11 de enero de 2016

04:06:20


Lastima que el periodista no vá al centro de la cuestión ... porque la religión musulmana es tan violenta?

Armando67 dijo:

2

11 de enero de 2016

11:13:56


Pedro NL la religión musulmana es una religión de paz, ayuda mutua, respeto al ser humano y muchas otras cosas buenas más, pero nunca la violencia. Se lo digo porque yo tuve la oportunidad de convivir y trabajar durante 27 meses en una pais africano donde mas del 90 % de la población profesa dicha religión y jamás tuve la más mínima diferencia con algún habitante de ese país, todo lo contrario, siempre fue la ayuda solidaria, la que necesitara como persona y en mi trabajo en especial, porque si una cosa tienen los musulmanes es el agradecimiento al que les ayuda. La supuesta violencia viene del ser humano que genéticamente tiene esa acitud, además la gente interpreta cualquier religión a la manera que le convenga a sus intereses, a lo cual se añaden los intereses occidentales que, ignorantes de la religión musulmana, se quieren apoderar de sus inmensas riquezas y atizan y dimensionan las pequeñas diferencias entre sus sectores chiíta o sunnita, u otras que pueda haber y que les puedan servir para lograr sus planes de rapiña. Imagínate si aqui hubiesen manipulado como lo hacen en Medio Oriente, las difrencias de interpretación de la Biblia entre Cristianos, Pentecostales, Metodistas, Católicos Apostólicos, etc. Si hay un solo Dios por qué hay tantas religiones se diría, pero es la historia de la humanidad la que ha creado todas esas diferencias, pero nunca la violencia interreligiosa fue una forma de dirimir diferencias de interpretación, esa actitud no viene en ningún texto de la religión que sea.

DR. JACOBO A. ZORRILLA BAEZ dijo:

3

12 de enero de 2016

16:08:41


hoy el mundo anda por el camino de la paz, y todo el que promocione el odio, el desamor, la incomprension, la diatriba, y las rencillas, correra el camino, quizas llegue a la meta, pero nunca alcanzara romper la marca, pues hoy el amor, y la conviencia pacifica es lo que se impone, y recuerden que ninguna guerra termina en el exterminio, siempre termina en la mesa de la negociacion, entonces lo que se debe tener es la razon, el buen juicio, y los argumentos necesarios para convencer al interlocutor.

Miguel Angel dijo:

4

13 de enero de 2016

04:28:22


Yo pienso q la religión musulmana "per se" no es violenta, si Ud lee el Coran no se observa exacerbación de la violencia, todo lo contrario, se critica, es una religión como otra, donde se destacan las cualidades humanas, la bondad, el respeto a los mas viejos, no robar, no matar, etc, etc. La esencia del problema se explica por la utilización mal intencionada q algunas potencias occidentales han satanizado el islamismo, han atizado el fuego de las diferencias étnicas y religiosas para dividir al pueblo árabe, facilitar sus objetivos, divide y vencerás, la mayoría de las últimas guerras de los EEUU y sus aliados ha sido dirigida hacia esta región, obtienen sus recursos naturales, fundamentalmente petróleo y otras riquezas, destruyen todo, incluyendo asesinan a millones de personas o la obligan a la migración desesperada, al desplazamiento forzado, desaparece la economía, destruyen los patrimonios culturales milenarios, los puestos de trabajo, aparece la pobreza, el desgobierno total, incrementan los odios inter étnicos, además se proyectan contra el mundo occidental q los agredió, aparece el caldo de cultivo para la aparición de los grupos terroristas, creados, amamantados, financiados y armados por estas propias potencias para ser utilizados para lograr sus fines geopolíticos. porque se sabe perfectamente q Al Qaeda y el EI fueron creados por occidente y otros cómplices de los países árabes ricos, no surgieron por generación espontánea. Es una maniobra muy peligrosa q genera un enorme polvorín.