ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Las dos jornadas de ASPA estuvieron centradas en la búsqueda de mecanismos de cooperación más efectivos. Foto: Reuters

Promover el intercambio económico y la coo­peración Sur-Sur fue el eje central de la IV Cumbre de América del Sur-Países Árabes (ASPA) que sesionó esta semana en Arabia Sau­dita. Los representantes de los 12 países de la Unión de Naciones Suramericanas y los 22 de la Liga Árabe dieron continuidad a dicho mecanismo de coordinación iniciado en el 2005 en Brasil.

Aunque lejanos geográficamente, ambos bloques regionales tienen mucho en común. Baste solo señalar la amplia presencia de la cultura de los pueblos árabes en varias naciones sudamericanas debido al flujo migratorio de finales del siglo XIX. La marca árabe ha es­tado presente sobre todo en la arquitectura, el folclore, el diseño y hasta en las costumbres culinarias de este lado del Atlántico.

Los asistentes al foro, que marca ya una década de creado, coincidieron en la necesidad de buscar políticas que afinen aún más la colaboración birregional. Así lo manifestó el presidente de Egipto, Abdelfatah al-Sisi, quien reconoció el potencial de las oportunidades y el lugar que ocupan sus respectivos países en la economía mundial. El mandatario egipcio también expresó su  aspiración de elevar las re­laciones a un nivel más amplio.

Las cuestiones pendientes en esta relación que simboliza la cooperación Sur-Sur, quedaron plasmadas en la Declaración de Riad, la cual llamó a impulsar la cooperación políti­ca, económica, comercial, tecnológica y am­biental.

La preocupación ante la expansión del te­rrorismo en Oriente Medio, la necesidad de una mayor inversión y la propuesta de crear un Banco de Desarrollo birregional, quedaron plasmadas en el texto.
Como resultado de esta IV edición de la Cumbre de ASPA se conoció que la próxima ci­ta tendrá lugar en Venezuela en el 2018.

PETRÓLEO EN LA MIRA

Si bien las dos jornadas de ASPA estuvieron centradas en la búsqueda de mecanismos de cooperación más efectivos, todas las miradas se centraron en hallar una propuesta común ante la inestabilidad de los precios del petróleo en el mercado mundial.

La volatilidad de los mismos ha sido provocada, entre otros factores, por técnicas como el fracking con altos costos medioambientales, una estrategia impulsada por varios países, entre ellos el mayor consumidor de petróleo del mundo (18,2 millones de barriles por día), Estados Unidos. El método causa daños am­bientales y a la salud por la contaminación de acuíferos con la mezcla líquida introducida bajo tierra durante el proceso, además de afectar la sismicidad planetaria, según Madelon Finkel, catedrático del Weill Cornell Medical College de Nueva York.

Ante ello naciones exportadoras de petróleo como Venezuela, Rusia, Arabia Saudita e Irán buscan una estabilización de los precios del llamado oro negro.

La estrategia ha sido respaldada también por la Organización de Países Ex­portadores de Petróleo (OPEP), crea­da en 1960 en Irak como un instrumento de defensa ante los vaivenes del crudo y que controla el 40 % de la producción a escala mundial.

Entre las propuestas presentadas está reducir la producción para encarecerla y provocar una subida de los precios y establecer un primer piso del precio del barril en 70 dólares y un tope de cien.

Este fue, precisamente, el plan presen­ta­do en la cita de ASPA por los presidentes Ni­colás Maduro (Venezuela) y Rafael Correa (Ecuador).

Maduro lidera desde hace meses una campaña que permita a los países productores ser quienes determinen los precios. El mandatario abogó por una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de integrantes de la OPEP y otros países que no pertenecen a la orga­ni­zación.

Por su parte, Correa insistió en la reunión que si la OPEP reduce la producción actual en apenas 1,6 % de la demanda mundial del crudo, los precios podrían recuperarse significativamente. El estadista ecuatoriano añadió que ASPA “debe fomentar mecanismos de cooperación, comercio e inversión para el bie­nestar de los pueblos, mediante acciones co­mo la estabilización de los precios de los recursos naturales y en particular de los energéticos como el petróleo”.

Ambos líderes expusieron que la inestabilidad de los precios de los hidrocarburos de los últimos meses ha dañado gravemente la producción local. Reconocieron igualmente que la región debe dejar la dependencia a los recursos no renovables y fomentar la diversificación de las economías.

Un especial que publica el multinacional Telesur en su edición digital destaca que “des­de el 2002, los principales productores de cru­do han experimentado sabotajes, invasiones y ofensivas militares por parte de Estados Uni­dos y sus aliados”.

En ese sentido, ejemplifica con el paro pe­trolero en Venezuela en el 2002, la invasión de Estados Unidos a Irak en el 2003, los sabotajes al flujo de crudo en Nigeria; las sanciones contra Irán, entre otros.

En el texto se destaca también que el golfo Pérsico siempre será una zona codiciada porque allí se produce una gran parte del petróleo mundial. Arabia Saudita, por ejemplo, es el pro­ductor número uno con 10,3 millones de ba­rriles diarios; mientras que la mayor parte de las exportaciones de crudo pasan por el Es­trecho de Ormuz, única salida a los océanos.

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Ruben Arzuagamaderna dijo:

1

13 de noviembre de 2015

22:40:29


Petróleo, y las células solar usada cómo energía mundial, también la hidroeléctrica, el remolino de viento la alá de mar; todo produce energía, la ideas y el progreso tecnológico, y de Dios, no se, pero si lo vez, saludo de mi parte.