CUSCO, Perú.—La brasileño-peruana Nadia Podleskis dejó esta ciudad llevando lo que considera un verdadero tesoro, una medalla del Consejo de Estado de Cuba como reconocimiento a más de medio siglo de solidaridad con la Isla.
La Medalla de la Amistad le fue otorgada durante el XVI Congreso Peruano de Solidaridad con Cuba, realizado aquí, por su actitud fraterna hacia la Isla y por su incesante actividad por la causa de la solidaridad con Cuba.
También por el papel cumplido en la lucha por la libertad de los Cinco antiterroristas cubanos injustamente encarcelados en Estados Unidos, según el documento oficial que firma el presidente cubano, Raúl Castro.
Similar distinción recibió antes en La Habana el presidente del Comité Peruano de Solidaridad con los Cinco, Gustavo Espinoza, otro activista peruano destacado.
Justamente fue uno de los Cinco, Fernando González, invitado al encuentro, quien le entregó la distinción, le expresó su reconocimiento y resaltó el hecho que el afecto de Nadia por Cuba comenzó cuando él ni siquiera había nacido.
La embajadora de Cuba en Perú, Juana Martínez, señaló que Podleskis merece la condecoración y dio fe de la solidaridad concreta y constante de la brasileña que vino a Perú hace cuatro décadas perseguida por un régimen golpista y aquí siguió luchando por las causas justas, como la solidaridad con Cuba.
La diplomática coincidió con Nadia en que todo lo que son se lo deben al líder cubano, Fidel Castro, que les enseñó a luchar sin claudicaciones.
Tras recibir la medalla, la homenajeada dijo que la distinción es para ella algo glorioso, solo comparable con la que experimentó cuando le dio la mano a Fidel Castro en una visita a Cuba, en 1994 y quedó muda de la emoción, sin decirle todo lo que quería.
“Esta vez no me voy a quedar muda”, dijo con humor e hizo un recuento de su trayectoria y, sobre todo, de su fraterno apoyo a Cuba, historia que comenzó en 1961, cuando siendo una jovencita sin experiencia política escuchó por primera vez a Fidel, por Radio Habana Cuba.
Según su relato, en 1962, siguiendo la palabra del líder cubano, ya militaba en la izquierda brasileña y estaba al frente de la filial de la Asociación Cultural Brasil-Cuba en Curitiba, su ciudad natal.
En 1973 llegó a Perú como exiliada y aquí reanudó su actividad de solidaridad internacional y en 1994 visitó tres veces Cuba, una de ellas para dar clases de francés, otra lengua que domina.
Y 42 años después la pasión y la energía de Nadia siguen intactas, para llamar a luchar ahora a poner fin al bloqueo norteamericano contra Cuba y exhortar a las nuevas generaciones a abrazar su justa causa.















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