La rara calma que reinaba en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén desde hace meses se vio interrumpida por enfrentamientos entre las autoridades israelíes que custodian el lugar y un grupo de jóvenes palestinos, que intentaron evitar la visita de judíos al lugar santo musulmán.
La policía de Israel aseguró en un comunicado que “actuará usando todos los recursos a su alcance para detener a los alborotadores y llevarlos ante la justicia”.
La tensión es patente con motivo de la celebración de la fiesta judía de los Tabernáculos. Los gases lacrimógenos, gritos y piedras se volvieron a apropiar del lugar y el mundo mostró preocupación por un posible recrudecimiento de la guerra.
La mezquita de Al-Aqsa ha sido el templo más afectado por los choques entre musulmanes y fuerzas israelíes. Cientos de miles de creyentes del Islam han sido desalojados a la fuerza del lugar y los disturbios se han extendido a otros lugares de la ciudadela vieja de Jerusalén.
Medios internacionales reportan como saldo directo de los enfrentamientos en la ciudadela sagrada más de cien heridos, en su mayoría por asfixia, aunque por fortuna sin muertos.
UN LUGAR SAGRADO EN DISPUTA
El territorio que ocupa la Explanada de las Mezquitas es sagrado tanto para el Islam como para el Judaísmo y el Cristianismo.
Las edificaciones actuales, la mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca, datan del siglo VII y presiden el Al-Haram al-Qudsi al-Sharif (Noble Santuario), como lo llaman también los musulmanes.
La Cúpula dorada alberga una roca desde la cual la mayoría de los musulmanes cree que el profeta Mahoma ascendió a los cielos en su caballo alado. Otros consideran que voló desde Al-Aqsa, el tercer sitio más sagrado para el Islam, que se encuentra justo al frente.
Pero esa roca también es considerada la Piedra Fundacional para los judíos, que creen que allí se situaba el Sancta Sanctorum, el lugar más sagrado —donde solo entraba el Sumo Sacerdote— del Primer Templo, edificado por el rey Salomón y que albergaba el Arca de la Alianza con las tablas de la ley. Aunque el lugar exacto donde se ubicaba este espacio se desconoce.
Los judíos consideran que el recinto acogió el Primer Templo, arrasado por Nabucodonosor II, así como el segundo —arrasado por los romanos en el año 70 de nuestra era. El recinto estuvo gestionado durante siglos por las autoridades religiosas islámicas —el Waqf— y solo podían acceder a él los musulmanes. Los judíos rezaban, como ahora, en el Muro de las Lamentaciones, que pertenecía a la muralla de la plaza del Segundo Templo.
LÍDER PALESTINO SE DESVINCULA DE ACUERDOS DE PAZ
En este contexto, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, anunció ante la 70 Asamblea General de Naciones Unidas que su gobierno no seguirá respetando los acuerdos de paz de Oslo que rigen sus relaciones con Israel desde 1993.
Tras enumerar sus frustraciones con el proceso de paz con Israel, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina hizo el anuncio, en el que llamó a los sionistas a reconocerse como “potencia ocupante”.
“Declaramos que no podemos seguir obligados legalmente por estos acuerdos firmados y que Israel debe asumir todas sus responsabilidades como un poder ocupante, porque el statu quo no puede continuar”, dijo Abbas en su discurso.
“Mientras que Israel se niegue a acabar con las actividades de asentamientos y liberar al cuarto grupo de prisioneros palestinos como dictan nuestros acuerdos, no nos dejan más opción que insistir en que no seremos los únicos comprometidos con la implementación de estos acuerdos, mientras Israel los viola continuamente”.
Los llamados acuerdos de Oslo fueron negociados en 1993 entre la Organización para la Liberación de Palestina y el gobierno de Israel. Permitieron la creación de la Autoridad Nacional Palestina para administrar partes de los territorios de Gaza y Cisjordania.
Las declaraciones de Abbas se produjeron el mismo día que se izó por primera vez la bandera Palestina en el edificio de la ONU en Nueva York, lo que significa un triunfo simbólico en el esfuerzo de esta nación por lograr el reconocimiento internacional como un Estado.
Al final de su discurso de media hora de duración, el líder palestino recibió una ovación por parte de muchos de los delegados presentes en la asamblea.
Mientras, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu condenó las palabras de Abbas, las que calificó de deshonestas y provocadoras. “Este discurso incita a la provocación y a la destrucción en Oriente Medio”, afirmó la oficina del ministro mediante un comunicado oficial.
Sin un diálogo de paz vigente en la región, resultará difícil garantizar que los enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas no terminen en hechos violentos de mayor gravedad.















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sergio linietsky rudnikas dijo:
1
2 de octubre de 2015
08:28:08
Victor Lefebre dijo:
2
2 de octubre de 2015
09:46:45
Santi dijo:
3
2 de octubre de 2015
11:15:11
alexander dijo:
4
2 de octubre de 2015
12:20:47
Roberto dijo:
5
2 de octubre de 2015
13:45:23
Leonardo Mario Ferraro dijo:
6
2 de octubre de 2015
22:51:46
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