BRASILIA.—Las calles de Río de Janeiro y Sao Paulo fueron tomadas ayer por sectores de la derecha brasileña, con la intención de desestabilizar el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, quien se ha convertido en otra víctima de Golpe Blando, como los desarrollados en otras naciones latinoamericanas.
Así lo opinó el analista internacional Beto Almeida, quien expresó que estas marchas buscan debilitar un mandato constitucional, para interrumpir el periodo de Rousseff por ser una gestión de izquierda que choca con los intereses de las grandes élites.
Mediante un contacto telefónico con Telesur, Almeida dijo que los manifestantes responden a llamados de sectores que lo único que pretenden es derrotar a la Presidenta de Brasil, sin presentar un argumento válido o consistente.
Indicó que la mandataria cuenta con el respaldo de organizaciones y movimientos populares que están preparando una concentración para respaldar su gestión, convocada para el próximo jueves 20 de agosto.
El analista indicó que en estas protestas predomina la clase media y alta de la sociedad brasileña; no se observa participación de sectores humildes, de la juventud ni de la población afrodescendiente.
Para el especialista, ha sido exitosa la articulación realizada por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva con el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), para lograr una estabilización parlamentaria al actual Gobierno y aislar al sector más radical de la derecha en la cámara.
Almeida destacó que en este país sudamericano hay una “tremenda concentración de los medios en manos de la derecha que actúan como partidos políticos”, y advirtió que no existe una alternativa mediática local, que pudiera dar una explicación a la sociedad sobre esta protesta, que en el caso de Copacabana se mezcla la manifestación con los turistas y personas que acuden también a una corrida ciclística.
Por último, afirmó que mientras se desarrollan estas protestas, los proyectos sociales en Brasil siguen avanzando y la Jefa de Estado se encuentra profundizando una serie de medidas para levantar obras de infraestructura y fortalecer la presencia de ese país en la cooperación internacional.
El Gobierno informó que respeta estas protestas que forman parte de la democracia perenne en Brasil.
Las manifestaciones suceden después de que organizaciones sociales, populares y gremios se reunieron en días pasados con Rousseff y mostraron su respaldo a la democracia y condenaran los intentos de la oposición de desestabilizar el país.
Los principales sindicatos de Brasil divulgaron un manifiesto de soporte a la estabilidad institucional, a la presidenta y demandaron acciones para retomar el crecimiento económico con justicia social.
Los grupos sociales y gremios convocaron asimismo para el jueves venidero a varios actos en todo el país en defensa de la democracia y la actual mandataria.















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17 de agosto de 2015
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18 de agosto de 2015
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