CAPE TOWN.—Traemos el espíritu de amor, de solidaridad y gratitud, expresó ayer el héroe cubano Ramón Labañino, en la Comisión de Relaciones Internacionales del Parlamento de Sudáfrica.
Labañino habló en nombre de los Cinco, como son identificados él y sus compañeros Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, todos invitados por el gobernante Partido Congreso Nacional Africano (ANC) a esta visita que se extenderá hasta el 3 de julio.
El luchador antiterrorista recordó las circunstancias que rodearon este caso y ponderó el papel de la solidaridad para encontrarle una solución definitiva.
“Era muy complicada la situación para nosotros”, apuntó al referirse especialmente a “mi hermano Gerardo”, quien había sido condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años de prisión.
Al hacer alusión al anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, Labañino indicó que sin dudas este se realizará en el marco del respeto “a nuestra independencia, a nuestra soberanía, a nuestra libertad”.
En ese sentido, René puntualizó luego que una eventual normalización de los nexos entre ambos países “será un proceso largo y complejo”.
Antes, el presidente de la Comisión, Siphosezwe Mosango, había explicado en el recinto legislativo que los Cinco fueron invitados a Sudáfrica en el contexto de las celebraciones por los 60 años de la Carta de la Libertad, que se cumplen el próximo 26 de junio.
Mosango leyó la moción emitida en el 2014 sobre el caso y aprovechó la presencia de los luchadores cubanos para hacerles entrega de una copia del texto.
Las intervenciones de los parlamentarios coincidieron en el ejemplo de inspiración que constituyen los Cinco y en el papel desempeñado por Cuba en la liberación de Angola, Namibia y Sudáfrica.
Representantes de varios medios de prensa locales aguardaron a Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René a su llegada al Parlamento, donde les dio la bienvenida Lechesa Tsenoli, vicepresidente de la Asamblea Nacional.
AL ENCUENTRO DEL AMIGO
Fue un abrazo fuerte, interminable el de Gerardo Hernández, el héroe en libertad, y el padre sudafricano Michael Lapsley.
Se lo habían prometido y sucedió: Un día caminaremos juntos por el malecón de La Habana o por las calles de Cape Town, y como pacto de caballero lo cumplieron.
Lo hablaron más de una vez en la cárcel. Cuando Lapsley atravesó el océano y cruzó continentes para llegar a esa cárcel fría y gris en California, adonde como resultado de una sentencia injusta habían condenado a Gerardo a vivir dos vidas.
El pastor anglicano, quien lleva sobre sí las marcas del terror, desde que conoció a Gerardo dijo que sería su amigo.
Para Lapsley aquel hombre de humor extraordinario le recordaba a los líderes sudafricanos que pasaron décadas de su vida en prisión no por ser malas personas sino por creer en una causa humana, en la justicia, en la paz.
El sacerdote estaba ahí, el primero, cuando las puertas se abrieron en el aeropuerto de Cape Town y salió Gerardo. Solo que esta vez no hay cerrojos, ni candados, ni puertas metálicas...
“Gerardo nunca se olvida de dar las gracias a todos aquellos que se muestran solidarios en Sudáfrica y en todas partes del mundo”, reiteró en una ocasión el padre Lapsley.
Ahora lo que un día parecía lejano se transformó en realidad. Los Cinco vinieron en persona a dar las gracias y en especial Gerardo le corroboró a Lapsley que él jamás hace una promesa que no pueda cumplir.
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24 de junio de 2015
05:04:26
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Yeini dijo:
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25 de junio de 2015
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25 de junio de 2015
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