ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Fotos: Brigada Médica cubana en Nepal

No hay descanso. No puede ha­berlo en la tierra de Nepal luego del pasado 25 de abril y el 12 de mayo que le siguió, y vino a recordar el temblor inicial y agudizar la tragedia, que causó la muerte a más de 8 600 personas y heridas a otras 20 000.

Sin embargo, Nepal vuelve de a poco, o lo intenta, a la normalidad. Se empeña en recuperarse. Hace unos días abrieron las escuelas, aún en medio del miedo a las réplicas y el estado de desasosiego provocado por los dos grandes sismos que sa­cudieron la nación del Everest. Aho­ra los niños podrán jugar y participar en actividades de apoyo psico-social que los ayuden a superar y reponerse al trauma.

Hace días también que el comercio funciona al ritmo acostumbrado, el gobierno ha retomado sus actividades, vuelve a las calles el tráfico... Así marcha Katmandú, la ca­pital, y sus alrededores. Pero más allá, en las montañas, aún continúan los sitios inaccesibles por carretera, lugares destruidos y sin asistencia.

Son apenas flashazos que nos llegan desde Nepal, vía electrónica —a poco más de un mes de que la escala de Richter marcara un terremoto de 7,8 grados y trastocara los días— para intentar construir la imagen actual de un país donde hoy la brigada número 41 del Con­tin­gente Internacional Es­pe­cia­lizado en el Enfrentamiento a De­sastres y Gran­des Epidemias Henry Reeve, busca llenar de nuevos sentidos las jornadas diarias de miles de nepalíes.
Son apenas 49 colaboradores cubanos, de ellos 25 médicos de diversas especialidades, pero son los artífices de que hasta la fecha hayan sido atendidos más de 5 400 personas y se realizaran más de 70 cirugías.

Sí, porque según comenta el doctor Luis Orlando Oliveros Se­rrano, jefe de la brigada médica cubana en ese país, “estamos atendiendo ahora los dos terremotos, el de hace un mes y el de toda una vida”.

DÍAS EN EL TERRENO
Solo 48 horas después de que nuestros profesionales de la salud arribaran a Katmandú comenzaron a realizar intervenciones comunitarias. Así ha sido cada día, de lunes a domingo desde el pasado 15 de mayo.

Foto: Brigada Médica cubana en Nepal

“Acá amanece muy temprano, por lo que normalmente todos los compañeros se levantan entre las 5 y las 6 de la mañana. Se desayuna entre 6:30 y 7:00, hora en la que empieza el matutino, luego del cual el equipo comienza la revisión de las mochilas de medicamentos que se llevan al terreno y que se entregan de manera gratuita a los pacientes a partir de las prescripciones de nuestros médicos”, cuenta a Granma Zéner  Caro, miembro de la brigada y enviado especial del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex).

Según las costumbres nepalíes, las intervenciones comunitarias co­mienzan alrededor de las 10:00 a.m. y se extienden hasta las tres o las cuatro de la tarde, según el flujo de pacientes. “Hemos tenido días de hasta 500 personas atendidas en cinco horas”.

El traslado hacia las posiciones de terreno se realiza en microbuses coordinados por la Brigada, con experimentados choferes nativos.

La rutina no deja de ser dura, se necesitan muchas ganas de hacer, pero nuestros médicos “entre más ayudan, más se animan”, nos dicen desde Nepal.
De lunes a viernes y los domingos, los equipos que salen al terreno se componen de entre 12 y 14 especialistas de Medicina General, Pe­dia­tría, Psiquiatría, Cirugía y Reha­bilitación; y de más de tres doctores nepalíes que actúan como facilitadores.

Los sábados el equipo crece. En­tre 28 y 30 especialistas parten en la mañana hacia los campos solidarios de salud, organizados de manera conjunta con el Comité de So­li­da­ridad. Se incluyen las especialidades de Ortopedia, Neurocirugía, Gi­ne­cología y ultrasonido móvil, a­pun­­ta Zéner Caro.

Pueden contarse hasta hoy unas 20 intervenciones comunitarias en diez posiciones: Bungmati, Khokanat, Bhat­kyapati, Goldhunga, Chyasal, Ma­chhegaun, Matatirtha, Kirtipur, Dukuchhap, Pharping y Bakhtapur. “Se trata, en su mayoría, de localidades pobres, alejadas del centro metropolitano de Katmandú y que están a alturas superiores a los 1 800 metros”.

“Entre las principales patologías tratadas por nuestros especialistas se encuentran las enfermedades respiratorias, del sistema osteomioarticular, parasitismo, escabiosis y trastornos de estrés post-traumático. Algunos de estos padecimientos y problemas tienen relación con el terremoto del 25 de abril, pero la mayoría se asocian a las condiciones de pobreza e insalubridad de las aldeas visitadas y a la escasa atención de salud que han recibido históricamente”, subraya Caro.

Es justo gracias a estas intervenciones comunitarias que la es­peranza vuelve a historias como la de Daula Dalma, una joven de 14 años que sufrió una fractura de tibia y peroné tras el sismo del 25 de abril; y a la de la paciente 3 001, una anciana de 73 años residente en la aldea Dukuchap, que sufrió un fuerte golpe en su cabeza el día del primer terremoto. A su aldea no llegaron servicios médicos hasta casi un mes después del sismo, por lo que su herida no recibió una atención médica adecuada. Los médicos cubanos que visitaron su co­munidad le practicaron una necrectomía (escisión del tejido muerto) y le indicaron un tratamiento con antibióticos que le fueron suministrados de manera gratuita.

No obstante, nos dice Zéner Caro, “hay otros casos menos co­nocidos que también nos impactaron mucho. Por ejemplo, el primer día de terreno llegó un joven que había acabado de tener un accidente en una moto y traía una brecha enorme en el mentón. Como estábamos en un centro de salud semiderruido y con apenas algunos recursos mínimos, pensamos en enviarlo en uno de nuestros autos hacia el hospital. Pero preferimos

no esperar y utilizando un mechero improvisado y unas bandejas de metal, esterilizamos dos pinzas y algo de hilo de sutura. Se le cosió la herida usando solo un poco de anestesia local. Fue la primera cirugía menor del equipo de terreno, que desde entonces ha realizado otras 11”.

Cuando se trata de dar vida, la barrera del idioma y las diferencias culturales se antojan más pequeñas. Lo demuestra “lo cordial de la relación de los médicos cubanos con los nepalíes, quienes siempre se han mostrado muy cooperativos y respetuosos. El agradecimiento a nuestra labor ha sido una constante, desde las personas más humildes hasta los niños; y todo el personal médico y paramédico con quienes hemos compartido”.

No hay dudas, basta solo mirar en las redes sociales y salen de golpe las muestras de afecto y gratitud, como las de una de las miles de pacientes que escribió de puño y letra en un papel a los cubanos “muchas gracias por el alivio y el apoyo”.

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Sing Menorath dijo:

1

5 de junio de 2015

10:29:19


He seguido cada dias desde la llegada de los medicos cubanos en Nepal las noticias sobre sus trabajos .Quiesiera felicitar a todos miembros del contingente por su tarea tan hermosa abnegada y humana.

Yekatty dijo:

2

5 de junio de 2015

10:30:02


Es cierto el gran trabajo q hacen esos médicos, en ese grupo está un amigo, el Dr. Oldrich Gort q aparece en la última foto y es un pediatra q adora su trabajo y a los niños, y enseguida dio el paso al frente para apoyar el trabajo de esa Brigada de Médicos excelentes. Felicidades a todos por su trabajo, pues siguen poniendo en alto el nombre d nuestro país y de la Medicina Cubana.

Carlos Aguilera dijo:

3

5 de junio de 2015

13:55:49


Las mas grandes felicitaciones a la brigada medica cubana que labora junto a los mas desposeídos, que se siga expandiendo esa esperanza que ustedes llevan por el mundo.