La mítica ciudad siria de Palmira ha sido en los últimos días el blanco de ataques del grupo terrorista autodenominado Estado Islámico (EI).
Las últimas noticias indican que el EI ya tomó definitivamente el control de la zona, lo que provocó la huida de los residentes locales. Cerca de un millar de personas han perdido la vida en los violentos combates entre los radicales y el ejército, que por segunda vez intenta liberar la antigua urbe.
Aunque el EI controla ciudades sirias como Al Ameriya, Al Sujna, el campo de Al Hil y las zonas de Al Hafta y Al Arak, el dominio total de Palmira significaría un bálsamo para sus aspiraciones, ya que la zona sirve de enlace con la provincia siria de Deir al Zur —uno de los bastiones del EI— en Irak.
Más allá de sus valores militares, muchos temen la destrucción de una localidad cargada de historia, con ruinas inscritas en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Si bien a estos terroristas les interesan mucho más la posición estratégica y los pozos de petróleo de la zona que el arte, nadie se confía tras ver los videos propagandísticos que emiten por rutina donde sus fieles destruyen en minutos miles de años de historia.
Si los militares del ejército sirio no logran reconquistar la ciudad, lo más probable es que este monumento único de la historia y la arquitectura, ya muy afectado durante los combates, sea destruido por completo.
El Gobierno sirio informó que cientos de estatuas fueron sacadas de la histórica ciudad para evitar que cayeran en manos del EI. Maamoun Abdulkarim, responsable de las antigüedades del país, aseguró a una agencia de prensa que les preocupaba “que cientos de estatuas pudieran ser destruidas o vendidas”. “El temor se centra ahora en el museo y en los grandes monumentos que no se pueden mover”, añadió.
LA IMPORTANCIA DE PALMIRA
Palmira, ubicada el este de Siria, fue en el pasado uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro en el siglo I a.C., de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaban el árido desierto del centro de Siria, según explica la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
También conocida como “Novia del desierto”, la ciudadela estaba en una encrucijada de civilizaciones y en ella se mezclaron técnicas grecorromanas con tradiciones locales e influencias persas.
Antes de marzo del 2011, cuando inició el conflicto en Siria, este oasis preñado de ruinas, con teatros y templos, fue uno de los principales centros turísticos de la nación árabe.
LAS ARMAS CONTRA EL PATRIMONIO
Desde que inició la ofensiva del Estado Islámico en Siria e Irak muchos monumentos, objetos y sitios patrimoniales han sido víctima del fuego cruzado.
Los terroristas del EI tardaron solo cinco minutos en destruir a martillazos más de 3 000 años de historia en el Museo de la Civilización de Mosul, Irak. Estatuas, ciudades, mezquitas, iglesias han sido víctimas de los actos vandálicos.
Pero este tipo de atentados contra el patrimonio cultural no ha sido exclusivo de los militantes del EI. En el 2003, durante la invasión estadounidense en Irak, del propio museo de Mosul fueron robadas piezas de gran valor histórico. En Siria los opositores al gobierno de Bashar al Assad y militantes de EI, también han disparado contra el patrimonio nacional. La herencia cultural de la nación también ha sido víctima de la violencia radical.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la guerra ha destruido 24 sitios culturales, algunos de 7 000 años considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Entre los casos más significativos figura la ciudad de Alepo y su Gran Mezquita, lugar que data del siglo VIII y donde se encuentran los restos del profeta Zacarías, además el Crac de los Caballeros, donde se ubica la Fortaleza de los Caballeros (en la provincia de Homs), Patrimonio de la Humanidad y que fue la sede de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén en la época de las Cruzadas.
También en Mali y Libia sitios patrimoniales han sido arrasados, dañados o destruidos por bombardeos, o quemado por los fuegos de las explosiones.
La Unesco ha mostrado constante preocupación ante la reciente escalada de conflictos en la región y reclamó a todas las partes beligerantes cumplir con la Convención de La Haya, que exige la preservación de los bienes culturales en tiempo de guerra.
Por ahora nadie atiende a razones y la herencia cultural de futuras generaciones está en peligro de desaparecer definitivamente.















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Cristina dijo:
1
26 de mayo de 2015
05:41:11
la imagen dijo:
2
26 de mayo de 2015
14:32:43
Ramon dijo:
3
26 de mayo de 2015
19:13:15
Ernesto dijo:
4
27 de mayo de 2015
14:54:35
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