
África subsahariana se relaciona normalmente con noticias sobre violencia, enfermedades y muertes. Sin embargo, los datos sobre sus perspectivas de crecimiento para el presente año son halagüeñas.
El ritmo de crecimiento de África subsahariana podría aumentar en el 2015 al 4,7 %, frente al 4,4 % alcanzado en el 2014, debido a la caída de los precios del petróleo y otros productos básicos, según proyecciones de la revista Africa’s Pulse, editada por el Banco Mundial.
De acuerdo con Makhtar Diop, vicepresidente del Banco Mundial para África, “a pesar de las graves dificultades y los nuevos desafíos, África al sur del Sahara sigue creciendo. Y con los desafíos, llegan las oportunidades”.
Al respecto, Francisco Ferreira, economista en jefe del Banco Mundial para África, al referirse a la situación de inestabilidad que vive el continente, dijo que “en esta época difícil, la región puede, y debe, demostrar que ha madurado y que puede mantener los avances económicos y sociales por sus propios medios”.
Esta región continúa marcada por importantes riesgos, como los persistentes conflictos en varias zonas y los actos terroristas de grupos radicales islámicos como Boko Haram (Nigeria) y Al Shabab (Somalia).
Ese escenario crea altos niveles de inseguridad y millones de personas desplazadas, elementos que podrían socavar los avances en el desarrollo de una de las regiones más empobrecidas del mundo.
Asimismo, los brotes de ébola en Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona, donde fueron enviados médicos cubanos, dejó un saldo de más de 10 000 fallecidos y un costo económico difícil de calcular, pero que algunos especialistas sitúan en varios miles de millones de dólares.

Aunque se han realizado grandes avances, todavía es prematuro declarar la victoria en la lucha contra la epidemia, pues para ello resultaría necesario descartar cualquier caso.
Esto constituye un nuevo desafío para el progreso económico de África, que tiene una fuerte dependencia de la inversión extranjera y es vulnerable incluso a turbulencias leves.
Muchas organizaciones extranjeras “no distinguen entre las zonas de alto y bajo riesgo y toda África occidental se ha visto perjudicada como resultado de ello”, señaló Charles Laurie, responsable de África en la consultora de riesgo inglesa Maplecroft.
Por ese motivo, agregó, “la recuperación económica de la región muy probablemente sea un proceso prolongado”.
Este escenario lo ha tenido en cuenta la Unión Africana a la hora de proyectar su Agenda de trabajo para el 2063, un ambicioso proyecto que traza las líneas para el próximo medio siglo. Según sus proyecciones, alcanzar una región integrada, próspera y pacífica, que sea conducida por sus ciudadanos, es una meta posible a largo plazo.
Por ahora, el Fondo Monetario Internacional augura que el crecimiento combinado de la zona será de 5,8 % el año que viene, en tanto algunos países como Nigeria, Zambia y Tanzania se expandirán un 7 % o más.
Los países más pobres de África Subsahariana se concentran en proyectos para la explotación de recursos naturales y mejoras graduales de la infraestructura y los sistemas sociales. A su favor está también el dividendo demográfico de una población creciente, que bien educada representaría una mano de obra para edificar un continente más próspero.















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