ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)

En primer lugar, un saludo para usted, señor Guillermo Solís, presidente de la República de Costa Rica y presidente Pro-Témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe; un saludo a todos los colegas presentes, y, sobre todo, un fraternal saludo a todas las amigas y amigos, hermanas y hermanos de la Patria Grande, latinoamericanos y caribeños.

Traigo un saludo fraterno desde Ecuador, en la mitad del mundo, para todos los pueblos hermanos de América Latina y el Caribe.

A usted, presidente Guillermo Solís, querido amigo, y al también muy querido pueblo de Costa Rica que nos acoge en estos días con tanta calidez, generosidad y amabilidad, nuestro abrazo y reconocimiento por el enorme esfuerzo efectuado para reunirnos en este encuentro que renueva los profundos vínculos que hermanan a las naciones y pueblos de nuestra Patria Grande.

La unión de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe ya no es solo una aspiración de nuestros antepasados, de nuestros próceres. La unión es un imperativo, es una globalización que no busca sociedades mundiales, tan solo mercados globales; que no busca ciudadanos del mundo, sino tan solo consumidores planetarios.

Queridos presidentes, presidentas, jefes y jefas de Estado:

Según la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas, la CEPAL, 68 millones de latinoamericanos viven en la extrema pobreza, es decir, en la miseria; cerca del triple están en condiciones de pobreza, pero en extrema pobreza 68 millones.

Por supuesto que en la etapa de desarrollo de nuestros países es necesario crecer, pero incluso con el nivel de producción actual y una mejor distribución del ingreso podríamos eliminar toda forma de pobreza.

Por ejemplo, en Ecuador, con nuestro actual Producto Interno Bruto per cápita y una mejor distribución de recursos eliminaríamos, como dije, toda clase de pobreza.

Es tan fácil como esto: el Banco Mundial define pobreza extrema el recibir menos de 1,25 dólares por día y pobreza moderada el recibir menos de 2 dólares por día, valores ajustados a paridad del poder adquisitivo.

Nuestro actual PIB per cápita es de cerca de 20 dólares diarios por persona, equivalentes, aproximadamente, a 30 dólares en paridad de poder adquisitivo, más que suficiente para eliminar toda clase de pobreza.

Por supuesto, esos 30 dólares por persona serían fruto de una imposible e incluso indeseable distribución absolutamente igualitaria del ingreso; pero es claro que tan solo con una mejora en la distribución, con los actuales recursos, se podría —insisto— eliminar toda forma de pobreza.

La eliminación de la pobreza es un imperativo moral para nuestra región y para el planeta entero, porque por primera vez en la historia no es fruto de escasez de recursos, sino de inequidad, y esta, a su vez, consecuencia de las perversas relaciones de poder donde pocos dominan todo.

Como decía Gandhi, la pobreza es la peor forma de violencia, y hemos declarado, supuestamente, a Latinoamérica y al Caribe como una Zona de Paz, y eso es una profunda contradicción.

Pero como yo mencioné, también es necesario crecer, y para ello creemos, firmemente, en el poder transformador de la ciencia, la tecnología y la innovación. Es más, en este poder, el de la mente y el espíritu humanos, depositamos gran parte de nuestra esperanza en el futuro del planeta, en la sostenibilidad de nuestro modo de vida, en la posibilidad de alcanzar el buen vivir para toda la humanidad.

En Ecuador hemos adoptado una política nacional agresiva para promover la ciencia, la tecnología y la innovación; mas aún, cuando uno de los problemas más graves del país sigue siendo la baja productividad de su economía.

Los pilares de la innovación son el conocimiento y el talento humanos.

Thomas Piketty, en su monumental obra El capital en siglo XXI —es un economista francés—, usando datos de dos siglos, acaba de demostrar que solo la difusión del conocimiento y capacidades garantiza la equidad al interior de una sociedad y entre sociedades, lo que se llama la convergencia a nivel mundial del ingreso.

El conocimiento como bien público y la inversión en talento humano, en consecuencia, no solamente nos hará más prósperos, sino que también nos hará más justos. Esto también nos libera del neocolonialismo; con la impresionante generación de conocimientos a nivel mundial, los países que no generemos conocimientos seremos cada día más ignorantes en términos relativos y más dependientes de lo que producen otros. Es decir, el conocimiento también nos hará más libres.

Queridos colegas, establezcamos en esta Cumbre compromisos medibles, verificables: en cinco años liberar a América Latina y al Caribe de miseria. Esta meta es perfectamente realista, es perfectamente realista. Pero, además, suscribimos la consigna del mayo parisino, cuando los estudiantes decían: Debemos ser realistas, pidamos lo imposible.

Debemos afrontar la impostergable necesidad de acortar la brecha de conocimientos. Es una meta que debemos proponernos con decisión y con el aprovechamiento y apoyo de nuestros socios extrarregionales.

Actualmente nuestra región invierte el 0,8% del PIB en investigación y desarrollo. Debemos duplicar esta inversión en los próximos cinco años, llevándola al menos al 1,5% del PIB hasta el año 2020.

Hoy no tenemos ninguna universidad latinoamericana o del Caribe entre las 100 mejores del mundo. En los próximos años debemos colocar al menos 12 universidades en la región, entre las 200 mejores universidades del planeta. Para ello debemos elevar el presupuesto en educación superior, al menos, al 1,7% del PIB regional en el siguiente quinquenio.

Debemos ser la vanguardia que derrote a la miseria; ser una región que genere conocimientos, ciencia y tecnología; que tenga posiciones comunes frente al cambio climático; que adopte la excelencia como norma, es decir, hacer bien las cosas, desde las más simples hasta las más complejas.

Queridas amigas y amigos, siempre soy temeroso  —seguramente ya me han escuchado en otras cumbres decir esto— de que nuestros pueblos se cansen de que nosotros estemos en tantas cumbres y ellos, sobre todo los más pobres, continúen en profundos abismos. La integración debe dar frutos concretos y —para ello insisto— necesitamos metas cuantificables y trabajar con eficiencia, eficacia, decisión y excelencia.

Además, necesitamos mutua solidaridad, hablar claro, sin temores, porque tenemos la verdad.

Basta del bloqueo criminal a Cuba, que atenta contra toda la Carta de la Organización de Estados Americanos, atenta contra la Carta Fundamental de las Naciones Unidas, atenta contra el Derecho Internacional y contra todos los principios que en sus discursos dicen sostener y defender (Aplausos).

Basta de especuladores financieros que quieren saquear a nuestros pueblos, el ser humano antes que el capital.

Basta del colonialismo más burdo en el siglo XXI en nuestra América. Todo nuestro apoyo a Argentina en su derecho soberano sobre las islas Malvinas.

Basta de guerras económicas contra países como Venezuela, que nos recuerdan bastante bien la guerra económica de la burguesía chilena contra Salvador Allende, cuando se dieron cuenta de que no podían vencer en las urnas al ser contundentemente derrotados en marzo de 1973 en las elecciones legislativas.

Todo nuestro apoyo, cariño, solidaridad, acompañamiento, de ser posible, al gobierno y pueblo colombianos en su búsqueda de la paz, del cese a la violencia.

¡Ojalá el 2015 sea el año de la paz para Colombia, para Suramérica y para Latinoamérica!

Finalmente, nuestro abrazo cariñoso a ese entrañable presidente y amigo, Pepe Mujica. Creo que será su último encuentro multilateral como Presidente de Uruguay (Aplausos). Pasa la posta el 1ro. de marzo a otro querido amigo, Tabaré Vázquez (Aplausos).

Mucha suerte, Pepe, gracias por todo lo que nos has enseñado.

Nuestro saludo y deseos del mayor de los éxitos en estos nuevos períodos de gobierno para nuestra querida amiga Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, que asumió el 1ro. de enero su segundo período de gobierno, y para nuestro querido compañero Evo Morales, tercera vez electo como presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

Hoy, junto con el presidente Luis Guillermo Solís, estamos entregando a ustedes una carta, en la que sugerimos lo que consideramos deben ser objetivos prioritarios para el trabajo de la CELAC durante los próximos cinco años.

Esperamos contar con sus reflexiones, para que en los diálogos de hoy y mañana dejemos claramente establecida la visión que guíe nuestro trabajo en beneficio de la población latinoamericana y caribeña.

Muchas gracias de nuevo, querido Guillermo, muchas gracias a Costa Rica, muchas gracias pueblos latinoamericano y caribeños (Aplausos).

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