Tras varios meses de bombardeos por parte de la coalición que lidera Estados Unidos contra posiciones del autodenominado Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, muchos se preguntan sobre el impacto real de estas incursiones y se cuestionan si realmente frenan el avance del grupo terrorista.
Uno de los principales objetivos de los aviones aliados son las instalaciones permanentes del EI, sobre todo en las importantes provincias sirias de Ain al Arab (Kobane para los kurdos), Dayr Zawr, Hasakah y Raqqah, así como las regiones iraquíes de Asad, Sinjar, Mosul, Fallujah, Bayji y Qaim.
Pero los militantes del EI ya no se pasean por las ciudades en sus caravanas mostrando armas y ejerciendo control sobre regiones enteras. Optaron por abandonar sus posiciones más visibles y mezclarse con la población, lo cual mejora su sistema de reclutamiento.
Expertos consideran que perder sus infraestructuras no significa un problema demasiado grande para el EI, que no tiene el estatus de “ejército regular” y por lo tanto no es dependiente de instalaciones fijas.
La muerte de civiles y los bombardeos contra infraestructuras económicas, edificios y otras instalaciones genera también la repulsa de la población hacia los ataques aéreos.
La ciudad siria de Kobane, principal enclave kurdo en la región y fronteriza con Turquía, al ser objeto de anhelo de los yihadistas, también fue blanco de los aviones cazas, drones y bombarderos de la coalición militar, lo que la dejó reducida a escombros.
La estrategia aliada tiene importantes efectos secundarios en el terreno, más allá del drama humano. Por un lado, el EI gana simpatizantes entre los afectados y por otro lima asperezas con grupos rivales.

El Frente al Nusra, rama de Al Qaeda en Siria y otras organizaciones terroristas, han mermado sus pugnas internas con el Estado Islámico al ver en los Estados Unidos al enemigo común.
Otro tema de interés lo constituyen las finanzas del EI, basadas en la venta del petróleo. Según fuentes de seguridad, las ganancias de este negocio podrían superar los dos millones de dólares al día.
Es por ello que las refinerías artesanales de crudo en el este de Siria se han convertido en blanco de los ataques. No obstante, los últimos reportes indican que la mayoría del petróleo que vende el EI es crudo aún sin refinar, que extraen de pozos bajo su control.
Como sería demasiado riesgoso destruir estos blancos desde el aire, los misiles aliados pueden hacer poco por cortar esta fuente de financiamiento de los terroristas.
Otro punto espinoso sobre el despliegue aéreo de la coalición es hasta dónde piensan extenderla. Con el pretexto de detener al Daesh (nombre de esa agrupación en árabe), las incursiones pudieran llegar hasta otras provincias y bases del ejército sirio, incluida la capital Damasco, como parte del plan nunca abandonado por Washington de derrocar el gobierno del presidente Bashar al Assad.
A un costo de varios millones de dólares al día, las operaciones de la coalición parecen no afectar categóricamente las bases del EI, que continúa sacando provecho de la repulsa a las maniobras de Estados Unidos y sus aliados.
Cuestión de tiempo entonces para vigilar con cuidado los acontecimientos en esa convulsa zona donde, según occidente, todo se resuelve con bombas.















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jose marrero dijo:
1
6 de enero de 2015
05:40:46
marcelo dijo:
2
6 de enero de 2015
09:21:43
pbruzon dijo:
3
6 de enero de 2015
11:34:15
andress dijo:
4
6 de enero de 2015
12:43:32
Angel dijo:
5
6 de enero de 2015
16:01:38
sinsusto dijo:
6
7 de enero de 2015
02:44:16
Manuel Mercado dijo:
7
8 de enero de 2015
19:40:03
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