ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El cariño y el sentimiento de admiración entre el líder histórico de la Revolución Cubana y Mandela eran mutuos. Foto: Archivo

Desde inicio de la década del 60, la Cuba revolucionaria denunció el régimen del Apar­theid en la ONU, el Movimiento de los No Alineados y otros foros internacionales. Anu­damos relaciones con el ANC (Congreso Na­cio­nal Africano, por su sigla en inglés), el Par­tido Co­munista Sudafricano y la SWAPO, a través de sus representantes en el exterior.

Por esta vía conocimos de la prisión de Nelson Mandela y de sus fuertes convicciones expresadas en las palabras que dirigió al jurado que lo condenó.

El líder sudafricano, quien ya sufría prisión desde 1963 condenado a cinco años de encierro, y ante una nueva acusación en 1964, que finalmente lo sancionó a cadena perpetua, expuso su histórico alegato ante el tribunal racista.

“He dedicado toda mi vida a esta lucha del pueblo sudafricano, he luchado contra la dominación blanca y he luchado contra la dominación negra. He alimentado el ideal de una sociedad libre y democrática en la cual todas las personas vivan juntas en armonía y con iguales posibilidades. Es un ideal por el cual espero vivir. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy dispuesto a morir”.

Mandela expuso que para emprender la lucha armada contra el régimen del Apar­theid había estudiado varios clásicos militares, entre ellos el libro de Ernesto Che Guevara sobre la lucha armada en Cuba.

Desde que conocí aquel valiente alegato de Nelson Mandela, me recordaba de otros dos, igualmente singulares, el del búlgaro Jorge Dimitrov en Leizig ante un tribunal hitleriano y el de Fidel en el juicio del Mon­cada.

A los tres los absolvería la historia.

En 1965, comenzó la presencia militar de Cuba en el África Subsahariana.

Penetró en el Congo exbelga (hoy Zaire), la Columna Uno encabezada por el Coman­dante Ernesto Che Guevara para pelear junto a los lumumbistas de Kabila contra el gobierno de Kassabubu-Tshombe-Mobutu. Una segunda columna, que adoptó el nombre de Batallón “Patricio Lumumba”, bajo mi responsabilidad, cuya tarea era defender al go­bierno progresista del Congo exfrancés llegó a Brazzaville. Su otra tarea: asesorar a los combatientes del MPLA de Agostinho Neto en Cabinda.

Además, un grupo de una veintena de instructores militares cubanos penetró en Guinea Bissau para unir a las guerrillas del PALEC de Amílcar Cabral.

Más allá de las tareas inmediatas, el propósito de la Revolución Cubana era impulsar la lucha contra el colonialismo portugués y contra el régimen del Apartheid en Sudáfrica, que también oprimía a Namibia.

Aquella acción internacionalista cubana se prolongó durante más de 26 años y en ella participaron 380 000 soldados y oficiales.

Puede comprenderse cuál sería mi alegría cuando en marzo de 1990 fui designado como miembro de la delegación cubana que, presidida por el Comandante Juan Almeida e integrada también por el General Leopoldo Cintras Frías y los embajadores Dalmau y Mazola, participaría en los actos de la independencia de Namibia, en marzo de 1990, lograda mediante la aplicación de la resolución 435 de la ONU y el triunfo de la SWAPO en las primeras elecciones efectuadas a principios de año.

Tras disfrutar del momento histórico en que el Presidente de la SWAPO Sam Nujoma izaba la bandera de la República de Namibia —ocupada durante 70 años por la Sudáfrica del Apartheid— conocimos a Mandela, liberado en el mes anterior tras 27 años de cruel encierro.

En la entrevista que concedió Mandela a nuestra delegación, dijo estas palabras inolvidables para nosotros y para todos los cu­banos:

“Cuito Cuanavale marca el viraje en la lucha por librar al continente y a nuestro país del azote del Apartheid.

“Yo y mis colegas estuvimos en prisión por casi 30 años y ese periodo nos pareció extraordinariamente corto porque sabíamos que teníamos amigos firmes en casi todas las partes del mundo y uno de esos amigos, que ha sido muy consistente y cuya voz ha sido muy clara, ha sido el compañero Fidel Castro.

“Nunca hemos dudado de que en él y en Cuba tenemos a un amigo en el que podemos confiar.

“Desde el punto de vista del tamaño y la cantidad de población, Cuba es un país pequeño, pero tiene un gran impacto en los asuntos internacionales, similar al de las grandes potencias.

“Y Cuba ha demostrado que no importa el tamaño del país, sino de su política y del calibre de sus líderes: es lo importante.

“Nos hemos beneficiado tremendamente de las enseñanzas de la Revolución Cubana y con lo que Cuba está haciendo, especialmente en África y nosotros, en esta parte del continente quedamos muy impresionados con el papel que jugó Cuba en la liberación de Angola.

“El mundo entero, Sudáfrica en particular, no olvidarán la lección de Cuito Cuanavale, porque fue el punto de viraje de la situación militar en la región.

“También creemos que la independencia de Namibia habría sido muy difícil de alcanzar si Cuba no hubiera actuado tan valiente y decididamente en Angola.

“Por tanto, estamos en deuda con Cuba.

“Quisiéramos agradecer al compañero Fidel Castro y al pueblo de Cuba por el apoyo que nos han brindado”.

Al año siguiente, 1991, Mandela estuvo en Cuba, abrazó a su hermano Fidel y pronunció palabras plenas de amor y reconocimiento para nuestro pueblo, que todos los cubanos conocen.

Por esas casualidades de la vida, en una visita oficial a Mozambique, en el 2005, pude encontrarme con Mandela por última vez. Descansaba en Maputo junto a su esposa Graca, le solicité una entrevista para saludarlo, me la concedió esa misma tarde. Otra casualidad: en la biblioteca de nuestra embajada había un libro de poemas de Antonio Guerrero en idioma inglés. Magnífica oportunidad para hablarle a Mandela de nuestros Cinco Héroes prisioneros del imperio.

Después de transmitirle saludos de Fidel, Raúl, Almeida, Polo y de todo nuestro pueblo, le expliqué la injusta prisión de los Cinco y le ofrecí el libro de Antonio Guerrero.

Madiba se sentó en un amplio sofá, a cuyo extremo hice yo lo mismo y comenzó a leer, a disfrutar, página por página, poema por poe­ma, del pequeño libro. Transcurrió más de un cuarto de hora.

Me levanté, él hizo lo mismo, me hizo portador de muchos saludos para Fidel, Raúl y demás amigos cubanos y expresó esta frase inolvidable:

“(…) y al poeta y sus cuatro compañeros, dígales que saldrán de Robben Island”.

El prisionero más famoso del mundo comparaba a nuestros Cinco Héroes con él y sus compañeros de la maldita isla-prisión de Robben Island y expresaba su deseo y confianza de que, como en su caso, triunfaría al fin la justicia y lograrían la libertad.

En estos días de diciembre, en el pasado año se efectuaron en Johannesburgo, los fu­nerales de Nelson Mandela, el acontecimiento luctuoso más notable en el mundo del actual siglo XXI.

Rindieron homenaje, con breves discursos, Jefes de Estado de todos los continentes, incluyendo al presidente de Estados Unidos Barack Obama, aunque el nombre de Man­dela figuraba en los documentos oficiales norteamericanos como terrorista hasta el primer quinquenio de este siglo.

El orador principal en aquellas exequias fue nuestro Presidente, General de Ejército Raúl Castro. En sus primeras palabras expresó:

“Rendimos emocionado tributo a Nelson Mandela a quien se reconoce como símbolo supremo de dignidad y de consagración inclaudicable a la lucha revolucionaria por la libertad y la justicia; como un profeta de la unidad, la reconciliación y la paz”.

Más adelante recordó:

“Jamás olvidaremos el emocionado ho­menaje de Mandela a nuestra lucha común, cuando nos visitó, el 26 de Julio de 1991 y dijo: “el pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África”.

No podía faltar esta referencia en su breve y emocionada alocución:

“Recuerdo su entrañable amistad con Fidel Castro, símbolo de la hermandad entre africanos y cubanos, quien expresó: ‘Nelson Mandela no pasará a la historia por los 27 años consecutivos que vivió allí encarcelado sin ceder jamás en sus ideas; pasará porque que fue capaz de arrancar de su alma todo el veneno que pudo crear tan injusto castigo; por la generosidad y la sabiduría con que en la hora de la victoria ya incontenible supo dirigir tan brillantemente a su abnegado y heroico pueblo, conociendo que la nueva Sudá­frica no podría jamás construirse sobre ci­mientos de odio y de venganza’.

“¡Honor y Gloria eterna a Nelson Mandela y al heroico pueblo de Sudáfrica!”.

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Pablo LML dijo:

1

10 de diciembre de 2014

06:49:19


Mucho tendremos que aprender, los cubanos que viven dentro y fuerea de la isla de Mandela.

Lazara dijo:

2

10 de diciembre de 2014

09:12:36


Un gran hombre, ejemplo para la humanidad.

Modesto dijo:

3

10 de diciembre de 2014

10:14:24


Sin palabras la impronta que Madiba ha dejado al mundo,el y nuestro Fidel son y seran eternos.

reynier dijo:

4

10 de diciembre de 2014

14:21:13


Lograstes con tu ejemplo que el mundo se uniera a tí , al igual que mi FIDEL , mi CHAVEZ y MI RAUL. Son unicos en la historia del mundo despues de DIOS. El mundo te llora, y te llorará siempre, no has partido, siempre estarás presente. Gloria para tí hermano inolvidable de CUBA.

reynier dijo:

5

10 de diciembre de 2014

14:23:49


me encantó la pelicula de mandela en las 2 versiones , MADIVA y la de Matdamon con el icono del cine Morgan Freeman. Ahi esta tu vida, y es una respuesta ante el mundo de tu fuerza. CUBA TE abraza.

Yeini dijo:

6

10 de diciembre de 2014

14:51:17


Faltan muchos principios y carácteres en nuetsro pais para que existan hombres como Mandela y Fidel estamos inundados de hombres que no piensan en su pais que no tienen deseos de que su pais avance simplemente estamos rodeados de ¨Hombres¨ que solo piensan en su beneficio propio no en el de la sociedad estamos tan inundados que dan ganas de no participar.

Rafael Pereira Fondin dijo:

7

10 de diciembre de 2014

15:45:32


Mandela, gran hombre para africa, cuba y el mundo. Un Gigante

Escila dijo:

8

24 de septiembre de 2018

12:03:03


En una ocasión me parece haber leído en unas de las bigrafías de Mandela algo así: --hoy no le vamos a preguntar a nadie dónde estaba o qué estaba haciendi durante el régimen anterior, le vamos a preguntar que está haciendo y qué va ha hacer por la nueva sudáfrica-- Cómo hay que aprender de este hombre.