Qatar Foundation, más allá del petróleo

Aunque lo parezca, aquí no hablaremos de fútbol. A muchos el título les puede resultar familiar, pues el muy conocido FC Barcelona lo portaba en su camiseta hace poco más de un año. Tampoco se trata de las construcciones y preparativos sobre la organización de la Copa Mundial de Fútbol por parte de Qatar en el 2022.

Qatar Foundation no es solo el cartel en una camiseta, se trata de una organización sin ánimo de lucro que opera en Qatar y fundada en 1995 por el jeque Hamad bin Khalifa Al Thani, dedicada a promocionar la educación, la ciencia y el desarrollo comunitario.

Detrás de esta compañía está la iniciativa de una nación por pasar de la economía dependiente del petróleo a la del conocimiento. Con proyectos como este Qatar pretende estimular el desarrollo de las ciencias y de profesionales que en un futuro tributen a la economía y el progreso del país.

Entre sus objetivos también está compartir su experiencia y contribuir al perfeccionamiento humano a nivel nacional, regional e internacional, para lo cual promueve una cultura de excelencia a través de personalidades y la creación de instituciones.

“Tenemos la triple misión de la educación, la investigación científica y el desarrollo co­mu­nitario, que está ayudando a construir una so­ciedad sostenible, donde el intercambio y la creación de conocimiento mejoraran la calidad de vida para todos”, refleja el sitio web de la fundación.

Presidida por Sheika Mozah Bint Nasser Al-Missned, esposa del emir, se estructura a través de una red de centros y asociaciones especializadas que creen y luchan por el cambio social.

Uno de los programas más ambiciosos y transformadores es la Ciudad de la Educación, que ocupa 2 500 metros cuadrados de superficie y donde el espejismo de los edificios surgiendo de la arena  se hace realidad.

Gracias  a la riqueza proveniente de sus re­servas de gas y petróleo, Qatar ha sido capaz de crear un espacio para la superación e investigación donde confluyan universidades y em­­presas de todo el mundo.

Unos 4 000 estudiantes de 85 nacionalidades estudian en inglés para obtener títulos homologados dentro de este paraíso del saber. Pres­tigiosas universidades británicas y estadou­nidenses poseen filiales en el campus de la ciudad, entre las que se encuentran Virginia Com­monwealth, Cornell Medical College, Te­xas A&M, Carnegie Mellon, Northewstern y Georgetown.

Con la máxima de que “en cada ser humano hay un potencial a desarrollar” se han proyectado planes futuros que logren convertir a la nación en un referente del conocimiento y la tecnología y no solo por sus riquezas petro­leras.

La Ciudad de la Educación, verdadera obra revolucionaria, posee además un teatro al aire libre, un centro de investigación sobre equitación y un parque tecnológico en el que decenas de corporaciones prueban sus avances.

En este mismo orden se han invertido también 7 900 millones de dólares en la construcción del Centro Médico y de Investigación Sidra, dirigido a mujeres y niños, y que contará con el presupuesto más alto del mundo destinado a una instalación de estas características.

Se trata de uno de los hospitales más impresionantes del Golfo Pérsico y del mundo, equipado con tecnologías de última generación como la robótica, la cirugía asistida por ordenador,  pruebas de diagnóstico e imagen digital más avanzadas que el 3D, además del ahorro de papel, pues el registro de los pacientes, las prescripciones de medicamentos y órdenes, se almacenarán y transferirán electrónicamente.

Para todo ello los profesionales estarán equi­pados con dispositivos móviles como iPad o iPhone, además de la instalación de terminales informáticas en las habitaciones de los pa­cientes, conectados a una “nube” informática.

El hospital ubicado en el campus de la Ciu­dad de la Educación será una enorme fuente de empleos para profesionales nacionales y ex­tranjeros.

Proyectos como este sitúan al emirato en una posición privilegiada ante los avances tecnológicos. Esta encomiable labor de Qatar por estimular el empleo de sus riquezas gasíferas  y petroleras en la expansión y el desarrollo de la cultura, la tecnología y el conocimiento en ge­neral, demuestra que la nación siempre jue­ga a ganar.