La derecha uruguaya se persigue la cola

La derecha uruguaya da vueltas sobre sí misma en las elecciones tratando de morderse una cola que no alcanza desde hace 10 años y el pronóstico es el de otro lustro con los mismos resultados.

El expresidente Tabaré Vázquez, candidato del Frente Amplio (FA), ganó la primera vuelta electoral y los augurios apuntan a un nuevo triunfo el 30 de noviembre, cuando se enfrente en segunda ronda a Luis Lacalle Pou, el candidato del Partido Nacional (o Blanco) con ayuda del Partido Colorado.

Ya las encuestas lo dan con ventaja de 15 puntos porcentuales de for­ma estable en sondeos realizados por el mismo grupo de empresas de opinión que emplearon todo tipo de trucos para troncharle el camino al primer presidente del FA en el 2005.

El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, denunció que las firmas encuestadoras impidieron que el Frente Amplio ganara las elecciones en primera vuelta el pasado 26 de octubre mediante cons­pira­ciones con los grandes medios de difusión.

Según el Ministro, citado por Pren­sa Latina, los medios les propusieron a esas empresas que “hicieran algo para que no hubiera mayoría parlamentaria y que hubiera segunda vuelta”.

En una entrevista al diario La Re­pública, Fernández sostuvo que “si no hubiera sido por los datos de las encuestadoras, hace rato ya que el FA hubiese ganado en primera vuelta”, aunque de todas formas lo­gró la mayoría parlamentaria al su­perar el 47 % de los sufragios.

El resultado fue que las encuestas adivinaron que habría una segunda vuelta, pero fallaron al adjudicar a Vázquez menos votos de los que finalmente cosechó. Y la realidad los declaró offside también al adjudicar al Partido Colorado más adhesiones de las que finalmente obtuvo.

El Ministro de Defensa dijo que no cree en las encuestas “ni cuando hablan bien —que a veces puede ser una trampa— ni cuando hablan mal”.

Fernández Huidobro hizo hincapié en que “las empresas de sondeos de opinión y sus resultados estaban todos los días en los medios de prensa. Estaban las encuestas, los opinólogos, los politólogos… ¡salían más veces que los candidatos!”.

Agregó que la mi­tad de los que trabajan en esos medios (los que caminan cuadras y cuadras haciendo preguntas) son frenteamplistas, y por abajo nos pasaban los datos verda­deros. Teníamos catedráticos en la materia trabajando gra­tis con nosotros. “Este es un país muy chiquito y nos cono­cemos. Somos to­dos primos”.

Ahora los rostros de los simpatizantes del Frente van con una sonrisa por las calles y las caras de los que apoyan a Lacalle tienen el ceño fruncido y andan muchos en automóviles, conspirando para ver cómo evitan el nuevo patinazo frente a una organización que, si llega al gobierno, promete profundizar lo hecho en el gobierno anterior de José Mujica, también del Frente.

Entre paréntesis, uno de los grandes miedos que ya gritan los de riqueza boyante es un anteproyecto de medios de difusión enviado al Par­la­mento por el presidente Mujica.

Claro, saltó la liebre. La Sociedad Interamericana de Dueños de Me­dios de Prensa (SIP, con sede, claro, en Washington), dijo que tenía reservas.

La norma establece límites a la concentración de medios. Eso evita el envenenamiento de las mentes po­pulares, como han estado haciendo.

De cualquier manera, el próximo 30 de noviembre los uruguayos tienen una cita con las urnas para continuar perfilando el futuro de su país.