
Persisten las heridas abiertas en extensos territorios colonizados y explotados hasta nuestros días por transnacionales, que extraen de sus entrañas los minerales que debieron facilitar el desarrollo de poblaciones enteras.
Miles de seres humanos huyen del hambre y las enfermedades y tratan de buscar refugio en una Europa que fue su metrópoli y los expolió por siglos; y donde encuentran altas vallas metálicas como barreras que no pocos escalan para saltar al otro lado, donde son esperados por la guardia civil para reprimirlos.
Así podría describir a esa África que duele cada día y no por casualidad allí se presenta un reservorio de enfermedades que mutilan la vida de millones de seres humanos, fundamentalmente por falta de alimentos y medicinas.
Precisamente de naciones africanas salen cada día cientos y miles de personas que buscan una vida distinta. Los reportes y los testimonios describen una África necesitada de comprensión, de solidaridad, de recursos, de inversiones.
Me contaba una doctora cubana que brindó dos años de servicio en una nación africana, que el diagnóstico del VIH/sida es tan frecuente como la neumonía o una gripe.
“Una mujer con VIH que acudió a consulta en estado muy deplorable, nos explicó que su esposo había muerto hacía un año; que uno de sus hijos había fallecido tres meses atrás y que el otro estaba muy enfermo. Cuando comprobamos que era sida lo que tenía aquella paciente, nos percatamos que su familia entera había muerto por ese virus, sin que estuviese registrado como tal, porque nunca fueron atendidos por médico alguno”.
A todas las dolencias provocadas por el hambre, la desnutrición y otras enfermedades, se suma ahora el Ébola, que ya ha matado a más de 4 600 africanos y que amenaza con su extensión a muchos otros países del sufrido continente y allende los mares.
Según Vicenc Navarro, catedrático de Políticas Públicas, en el Centro para el Control de Enfermedades (CDC, Center for Disease Control) del gobierno federal de EE.UU., se considera que la afectación actual del Ébola en Liberia, Sierra Leona y Guinea, tiene mucho que ver con que en esos países las infraestructuras de higiene, salud pública y servicios sanitarios son muy deficientes, habiendo empeorado en los últimos años como consecuencia de las políticas de austeridad del gasto público, incluyendo el de salubridad, impuestas a tales gobiernos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Esas realidades, entre otras, explican por sí solas el contenido de la foto que acompaña este trabajo y que fuera publicada en la primera página del diario español El Mundo el pasado 15 de octubre y que en su versión digital está acompañada por un álbum de 12 imágenes.
En la gráfica se puede ver a decenas de subsaharianos subidos en lo más alto de la malla de contención levantada en Melilla, frontera entre Marruecos y España.
Los hechos ocurridos son denunciados por redes sociales y ONG que los califican como de “una enorme violencia contra los inmigrantes llegados a Melilla”.
De acuerdo con BBC y otros medios de prensa, la inmigración hacia Europa a través del mar Mediterráneo ha dejado en la última década no menos de 12 012 muertos. Otros muchos fallecen por deshidratación en el intento de atravesar el desierto del Sahara para llegar al Mediterráneo. La inanición y el frío han cobrado víctimas también, se refleja en los reportes de prensa.
África tiene una población que crece como ninguna otra del mundo. Se prevé que llegará a casi 1 600 millones en el 2025, cuando apenas superaba los 600 millones en 1990.
La Europa a la que intentan llegar los emigrantes africanos, además de tener casi 125 millones de sus habitantes (24,8 %) viviendo en la pobreza y atravesar una crisis sistémica a gran escala, teme que estas personas sean portadoras de enfermedades.
El drama es terrible y parece ser cada día peor. La solución para el dolor africano no podrá ser nunca la migración de sus habitantes huyendo del hambre y las enfermedades.
En todo caso, la solución de estos graves problemas, no podrá ser ni la represión de los emigrantes africanos, ni el libre albedrío de miles de personas que ponen en riesgo sus vidas para tratar de alcanzar un presente y futuro mejores.
África necesita de inversión, de planes de salud y de hospitales y otros centros médicos para curar enfermos. Necesita de personal profesional de esos mismos países. Necesita que el mundo rico que la colonizó y la sigue explotando, dedique recursos a esas naciones empobrecidas, y a sus ciudadanos que también merecen la solidaridad humana.















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asbel dijo:
1
23 de octubre de 2014
12:21:04
fernando torres vieco dijo:
2
23 de octubre de 2014
12:26:54
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