WASHINGTON.—En el suroeste de Estados Unidos enormes incendios han devorado hectáreas de boques, los agricultores han tenido que abandonar sus cultivos, y las autoridades restringieron el consumo de agua entre la población ante el descenso de las reservas hídricas.
Un millar de personas fueron evacuadas cerca del parque Yosemite, en el centro de California, debido a los incendios forestales, informó AFP. Unas 133 hectáreas ya han sido afectadas.
En California se reportaron cerca de 40 grados Celsius este fin de semana, y la situación podría mantenerse en los próximos días. Ese estado es afectado regularmente por poderosos incendios en verano y en otoño, y la extrema sequía de los últimos meses aumenta el riesgo de que estos se vean multiplicados.
La ausencia de precipitaciones está afectando también regiones como Arizona y Nuevo México, donde la actual es la peor sequía de la que se tiene registro desde hace más de un siglo, cuando empezaron las mediciones, según BBC Mundo.
Las autoridades y los meteorólogos confían en que tras el fin del verano boreal lleguen las tan ansiadas lluvias que suelen darse en la región en los meses de otoño y, particularmente, de invierno, aunque nadie puede asegurar que ello vaya a suceder.
Expertos de la Universidad de Cornell, la Universidad de Arizona y el Instituto Geológico de EE.UU., publicaron hace unos días un estudio que señala que las posibilidades de que una sequía que dure al menos una década afecte al suroeste del país han aumentado entre un 50 % y un 80 % a consecuencia del cambio climático.
“Una megasequía es aquella que se prolonga en el tiempo durante más de tres décadas. Tiene que ver con su duración y no tanto con su severidad”, declaró a BBC Mundo Toby Ault, profesor de ciencias atmosféricas de la Universidad de Cornell, quien encabezó el estudio mencionado.
“Una megasequía no implica que deje de llover por completo. Implica una reducción significativa de las precipitaciones durante un largo periodo de tiempo”, señaló el experto.
Según Ault, por los datos paleoclimáticos que se tienen de la región —como los anillos de los árboles o los sedimentos de los lagos— se sabe que “en el pasado ha habido megasequías que han durado tres décadas o incluso más”.
El investigador de la Universidad Cornell apunta que ahora han llegado a la conclusión de que, con el cambio climático y el aumento de la temperatura global, “la posibilidad de que se den estas megasequías se ha incrementado muchísimo”.
“Sequías con una duración de una década como la que causó las famosas tormentas de arena del Dust Bowl (cuenco de polvo) de la década de 1930 suelen suceder una o dos veces por siglo en el suroeste de EE.UU.”.
“En cambio, las megasequías se dan una o dos veces por milenio”, señala Ault, quien explica que la última de la que se tiene registro sucedió alrededor del año 1150, hace cerca de nueve siglos.
“Las megasequías no son nada nuevo, han existido desde hace milenios. Lo que es nuevo es el actual cambio climático, que es el que está haciendo que aumente el riesgo de que ocurran”.
Lo que preocupa a los científicos es cómo podrá hacer frente a una sequía que se prolongue 30 años o más una región cuya población se ha multiplicado en las últimas décadas y que no deja de crecer.
Para Toby Ault, la actual falta de precipitaciones en lugares como California puede ser un anticipo de lo que está por venir.
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PEDRO RAMON SOCARRAS DE LOS RIOS dijo:
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16 de septiembre de 2014
16:53:06
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