Coincido con el presidente norteamericano Barack Obama en eso de que “Irak necesita un gobierno creíble”, donde encuentren albergue chiítas, sunitas y kurdos.
Estados Unidos logró lo que llevaba meses intentando: forzar el relevo de su antiguo protegido en Irak, el primer ministro Nuri al Maliki, a quien la Administración del mandatario estadounidense culpa de fomentar, con sus políticas sectarias contra los suníes, el auge de los yihadistas insurgentes del Estado Islámico (EI), escribió el diario español El Mundo.
Bajo ese prisma, y no el de que Estados Unidos es el gran responsable de esa fractura en el entramado social por su invasión y ocupación desde el 2003, aparece en el escenario iraquí Haider al Abadi, nombre no muy frecuentado en los medios de prensa, a quien sus cercanos califican de “modesto y práctico”.
En sus primeras declaraciones públicas luego de ser nominado, Abadi pidió a los iraquíes que se unan contra el terrorista grupo del Estado Islámico.
A su favor tiene las relaciones cordiales con muchos partidos políticos, incluyendo el Alto Consejo Islámico que encabeza el clérigo chií? Ammar al Hakin y el Movimiento Sadrista, liderado por Muqtada al Sadr. Este último contactó con él después de su nominación y le invitó a “coordinarse” juntos.
Según la agencia Reuters, el clérigo más influyente de Irak, el gran ayatolá Ali al Sistani, apoyó al nuevo primer ministro, Haider al Abadi, y llamó a la unidad nacional para contener la violencia interconfesional y una ofensiva de milicianos del Estado Islámico que amenaza a Bagdad.
También los líderes tribales y clérigos sunitas de Irak ofrecieron su respaldo al nuevo Premier, nacido en el distrito de Karada, al este de Bagdad, en 1952. Estudió ingeniería eléctrica en la Universidad Tecnológica de la capital iraquí y completó el doctorado en la universidad de Manchester, en el Reino Unido.
El nuevo presidente de Irak, el kurdo Fuad Masum, ha encargado a Al Abadi la formación de un Gobierno en un plazo de 30 días, tarea primordial pues debe coadyuvar a la unidad nacional, que represente tanto a la mayoría chií como a las minorías suní y kurda para después someterlo al voto de la Cámara.
Al Abadi se encuentra con un país que, aun sin recuperarse de los efectos de los bombardeos norteamericanos y de la OTAN; y del uranio empobrecido que ha dejado a una población expuesta a las deformaciones y la muerte; sigue viviendo en un clima de confrontación étnica, ahora con el nuevo ingrediente del terrorismo desenfrenado de los grupos armados, algunos de ellos en alianza con Al Qaeda.
Nuevamente Washington ha brindado sus servicios y enviado bombarderos y armas para combatir a las fuerzas islamistas, lo que ha contribuido a que las tropas kurdas —los peshmergas— hayan recuperado dos poblaciones a unos 45 kilómetros de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí.
Según fuentes norteamericanas que hablaron en condición de anonimato, las armas que hoy se envían a Irak son suministradas por la CIA.
El gobierno creíble al que aspira la población iraquí tiene por delante muchos retos por vencer, como el de poder guiar al país sin la injerencia externa; con la contribución confesional y étnica de todos los grupos —chiítas, sunitas y kurdos— y aboliendo de su suelo la yerba mala del terrorismo.
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Pedro Ortiz dijo:
1
21 de agosto de 2014
12:23:47
José Molina Vidal dijo:
2
21 de agosto de 2014
19:28:43
Pedro Ortiz dijo:
3
21 de agosto de 2014
20:36:06
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