A más de un mes de la nueva agresión israelí contra Palestina, un reportero que sigue las incidencias de la industria del espectáculo en Estados Unidos dijo que la regla número uno en los predios de Hollywood era la siguiente: “De política hable de cualquier cosa, menos de Gaza”.
La observación tiene su origen en las reacciones ante posturas asumidas por figuras del mundo del espectáculo de cara a los acontecimientos, que van desde la denuncia y el repudio a la masacre de la población civil palestina hasta expresiones de odio racista, como la que manifestó la actriz y presentadora de televisión Joan Rivers, quien llegó a decir al periódico británico The Daily Mirror: “El pueblo palestino merece morir”.
Esta frase le valió a la Rivers, mucho más conocida por sus innumerables cirugías plásticas que por sus dotes histriónicas, una lluvia de críticas en las redes sociales, que calificaron su desplante como “declaración digna de una sociópata” y “propaganda fascista”.
Sin embargo, los que toman partido por el más elemental respeto a la vida y asisten horrorizados a bombardeos contra escuelas y hospitales, arriesgan su imagen pública en un contexto mediático alineado con el apoyo de la Casa Blanca a los agresores israelíes, los intereses del complejo militar industrial que obtiene jugosas ganancias de la guerra, y la influencia del poderoso lobby proisraelí.
Hablar de Gaza, o sea, de la necesidad de detener el holocausto que se produce hoy, puede implicar ser blanco de invectivas y descalificaciones tanto por parte de colegas como el muy activo e inusitado promotor de Netanyahu, el actor John Voight, como por una audiencia que se expresa por todas las vías posibles; cartas a los diarios, llamadas a radioemisoras y tuitazos.
A Javier Bardem y Penélope Cruz les cayeron encima por firmar una declaración en la que más de un centenar de artistas e intelectuales españoles pedían poner fin a la masacre. Desde Hollywood los acusaron de antisemitas y favorecer el terrorismo árabe.
La popular cantante Rihanna adscribió un mensaje en la red que rezaba “Free Palestine” y se vio conminada a retirarse casi de inmediato y emitir una declaración: “Fue un accidente. No estoy a favor de ningún bando, solo creo en la paz”.
Con admirable verticalidad ética un grupo de artistas y personalidades públicas norteamericanas y británicas han mantenido sus posiciones en defensa de la vida. Así lo han hecho la actriz y cantante Selena Gómez, el actor Mark Ruffalo, las actrices Mia Farrow, Kim Kardashian y Whoopi Golberg, los basquebolistas Dwight Howard y Amare Stoudemire, los cineastas Ken Loach y Mira Nair, los escritores Tony Kushner y Eve Ensler y los músicos Roger Waters, Brian Eno y Annie Lennox.
El científico británico Stephen Hawkins, autor de Biografía del tiempo, canceló una conferencia en la Universidad Hebrea de Jerusalén como señal de protesta contra las acciones de Tel Aviv.
Jonathan Denme, realizador de El silencio de los corderos, explicó su punto de vista: “La cuestión en estos momentos no es apoyar una u otra política, sino de saber que están en juego vidas inocentes y se está destruyendo una cultura. Nunca me he avergonzado de mi condición pacifista”.
Verdaderamente revelador es también saber que en el propio seno de la sociedad israelí se alzan voces que condenan el genocidio. El mes pasado, a raíz de la escalada, directores y actores reunidos en el Festival de Cine de Jerusalén dieron a conocer un comunicado en el que pedía a Netanyahu “no enviar a nuestras tropas a matar de nuevo, en otra campaña militar inútil, cruel” y “propiciar un diálogo significativo con el pueblo palestino y sus dirigentes, para lograr una paz viable para ambas partes”. El mensaje concluía con las siguientes palabras: “Hoy queremos dirigir las cámaras al sufrimiento de Gaza, de sus residentes, hombres y mujeres y los muertos en los últimos días”.
Entre los firmantes se hallaban la actriz y escritora Shira Geffen, la realizadora Keren Yedaya, ganadora en 2004 de la Cámara de Oro del Festival de Cannes; y los directores Tali Shalom Ezer y Nadav Lapid, autores respectivos de Surrogate y Policeman, dos de las películas más populares en las pantallas israelíes durante la última década.
Este gesto encuentra correspondencia en otro protagonizado por más de 30 eminentes científicos británicos e italianos, quienes el 22 de julio publicaron en la revista médica The Lancet un manifiesto en el que suscriben: “Pedimos a nuestros colegas profesionales, jóvenes y viejos, denunciar esta agresión israelí. Desafiamos la perversidad de una propaganda que justifica la creación de una situación de emergencia para llevar a cabo una masacre. (…) Estos ataques tienen como objetivo aterrorizar, herir el alma y el cuerpo de las personas, y hacer la vida imposible en el futuro”.
Al pie del documento estamparon sus firmas Sir Iain Chalmers, uno de los más reputados neonatólogos del mundo, la prestigiosa genetista italiana Paola Manduca y la cirujana ortopédica Swee Ang, quien fue testigo de la masacre de Shabra y Shatila que tuvo lugar en septiembre de 1982 en Beirut occidental y fundó luego la organización Ayuda Médica para Palestina.
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sonia dijo:
1
19 de agosto de 2014
13:12:33
Gilberto V. Cruz Rosell dijo:
2
19 de agosto de 2014
13:34:51
Gilberto V. Cruz Rosell dijo:
3
19 de agosto de 2014
13:35:54
carlos agustin gonzalez gonzalez dijo:
4
19 de agosto de 2014
15:23:09
benito dijo:
5
19 de agosto de 2014
15:41:15
rosa lezama dijo:
6
19 de agosto de 2014
23:09:26
Pedro dijo:
7
20 de agosto de 2014
17:00:43
adolfo tapia dijo:
8
22 de agosto de 2014
09:19:01
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