ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El presidente obtuvo un masivo apoyo de los electores en su lucha contra los radicales armados. Foto: SANA

DAMASCO.— Tal como era previsible da­da la actitud de los ciudadanos que acudieron masivamente a votar en los primeros comicios presidenciales multipartidistas de la Siria moderna, el actual mandatario Bashar al-Assad recibió esta semana el apoyo mayoritario de los electores.

Tras obtener el respaldo de 10 millones 319 mil ciudadanos, cifra que representa el 88,7 % de los votos válidos, Al-Assad será en consecuencia el presidente de Siria hasta el 2021.

Sus dos oponentes en las urnas, Hassan Abd-Allah al-Nuri y Maher Abed al-Hafiz Hayyar, obtuvieron, respectivamente, el 4,3 y el 3,2 % de los votantes.

En total, la participación en las elecciones presidenciales sirias, tanto en el exterior como dentro del país, fue de 11 millones 634 mil 412 electores, para un 73,42 % de los ciudadanos con derecho al voto, de acuerdo con el portavoz del Tribunal Constitucional Supremo, Majid Khadra.

Al respecto, delegaciones parlamentarias, personalidades y organizaciones No Guber­na­men­tales que acompañaron el proceso electoral, anunciaron en Damasco que este se de­sarrolló de forma clara y democrática, a pesar de los intentos de los armados de impedirlos.

En efecto, durante toda la jornada del pasado 3 de junio, los grupos de extremistas islámicos que operan en las cercanías de la capital lanzaron más de 50 cohetes y proyectiles de mortero contra diversos barrios, a pesar de lo cual la asistencia a los colegios electorales no se resintió.

Tarde en la noche del 4 de junio, al conocerse la victoria de Al-Assad, multitud de personas salieron a las calles de ciudades y poblados de toda Siria a celebrar el triunfo, mientras miles de damasquinos manifestaron su regocijo con fuego de armas automáticas de todos los calibres, cuyos disparos resonaron por más de tres horas.

La votación en todo el país se realizó en locales donde estaban habilitados cubículos que garantizaron la privacidad del voto, en tanto urnas plásticas translúcidas permitieron atisbar su contenido en todo momento.

Mientras, las boletas, con un diseño general similar, presentaron variaciones en cuanto a la ubicación de las fotos de los tres candidatos, de manera que nadie pudiera argumentar ventaja o desventaja en la percepción de los electores.

De hecho, el triunfo de Al-Assad era esperado tanto por partidarios como enemigos, lo cual movió a que de antemano varias naciones occidentales como Estados Unidos o Francia anunciaran que no reconocerían los resultados de las elecciones.

Tampoco la oposición asentada en el exterior, creada y financiada por los enemigos de Damasco, considera legítimos los comicios, por el hecho de que según la Ley Electoral que­daron excluidos, quedando sin posibilidades de hacerse con el poder.

Por otra parte, para el pueblo sirio la candidatura de Al-Assad resultó imbatible, ya que, al decir de un damasquino trabajador de los medios de información, de su posición hablaba por sí solo el avance del Ejército en el terreno sobre las posiciones de los extremistas islámicos.

Y es que la guerra en Siria ha tenido un efecto contrario a los deseos de la oposición, pues al polarizar los criterios políticos ha conducido a personas que anteriormente eran contrarias al actual Presidente a apoyarlo ahora en las urnas como la alternativa más segura frente al terrorismo.

Criterios recogidos por Prensa Latina a pie de urna mostraron una clara tendencia por Bashar al-Assad.
Voto por él pues es el único que me va a devolver la seguridad en que vivíamos antes del conflicto, confesaba una estudiante universitaria, mientras otra siria, quien se confesó opositora, también optó por Al-Assad ya que “es la única manera que tengo de ir en contra de (Barack) Obama”.

Sin embargo, el apoyo mayoritario no se hizo evidente únicamente en las opiniones verbales, sino por el gran por ciento que escogió hacer visible y público su voto marcando la boleta frente a todos.

Incluso, se dieron casos como el de un anciano, elegante y de recia compostura, quien en el centro de votación instalado en la Escuela Laica de la calle Bagdad, en Da­mas­co, se pinchó un dedo para imprimir su huella con sangre bajo la imagen de Al-Assad en la boleta.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Karel dijo:

1

26 de septiembre de 2014

12:19:23


Ya veo venir los comentarios de los que apoyan la política norteamericana: "elecciones amañadas", "resultados establecidos desde antes de las elecciones", o "manipulación de los escrutinios", en fin... Incluso dudando de otros triunfos de Al Assad, creo que en esta ocasión es irrefutable. La razón, mucho más allá de las simpatías partidistas, está expresada en el artículo: la unión de los sirios ante el enemigo común: el imperialismo y la inminente invasión y destrucción total del país. Los sirios no quieren que su patria se convierta en otro Iraq. Siria, además, no funciona socialmente como un mosaico de tribus enfrentadas, a pesar de convivir varias tendencias del Islam y del cristianismo, o quizás precisamente por eso y por el respeto a la libertad de culto. Al menos eso se puede colegir de ensayos y artículos de periodistas y especialistas del tema. Hay en los sirios, al parecer, una sensación de nación mucho mayor que la de otros países de confesión musulmana. Tal parece como si el redactor del artículo estuviese esperando los ataques, y puso la curita antes que saliera la herida. Saludos.