La posibilidad de poner fin a más de medio siglo de guerra y muertes en Colombia, quiéranlo o no algunos sectores de poder en ese país, tiene un voto de peso para decidir el próximo ocupante de la Casa de Nariño.
La paz es un anhelo de millones de colombianos y un botín electoral nada despreciable cuando restan 11 días para la segunda vuelta de los comicios en que se medirán el actual presidente, Juan Manuel Santos, y Oscar Iván Zuluaga, candidato del Centro Democrático y seguidor de las ideas guerreristas del expresidente Álvaro Uribe.
Tanto es así que el propio Zuluaga ha ido cambiando su discurso de abierta oposición a las conversaciones con la guerrilla de las FARC-EP por uno que contempla la continuidad del proceso pero con “condiciones”.
La justificación del timonazo en la recta final fue la alianza del Centro Democrático con la conservadora Marta Lucía Ramírez, quien obtuvo cerca de dos millones de votos en la primera vuelta de las elecciones y defiende la idea de una salida negociada al conflicto.
Zuluaga tendrá que arar en la piedra para sacar provecho en ese terreno, sobre todo cuando aún están frescas sus declaraciones sobre cómo barrería con todo lo que se ha avanzado desde noviembre del 2012 en La Habana.
Asimismo, corre el riesgo de perder una parte del apoyo de quienes votaron por la visión uribista de una paz a punta de bala, algo que no logró el propio exmandatario durante sus ocho años de gobierno entre el 2002 y el 2010.
Del otro lado, el presidente Santos tiene el mérito histórico de haber propiciado un nuevo acercamiento con la mayor guerrilla del país y ha invitado a los colombianos a imaginar un futuro promisorio sin los efectos del conflicto armado.
El expresidente liberal César Gaviria (1990-1994), quien ahora comanda la campaña santista, ha dicho que en la paz está la clave para lograr la reelección.
Su idea se basa en que Santos tiene mucho más de dónde sacar en un electorado mayoritariamente a favor del fin del conflicto, pero que se abstuvo en un 60 % de asistir a las urnas en la primera vuelta.
Aunque otros temas como la gestión interna, la salud, la educación y la vivienda son también decisivos, especialmente en las áreas urbanas, la esperanza de la paz es algo que tiene en común la campaña de Santos con el Polo Democrático, la Alianza Verde e incluso los conservadores. En total, esas fuerzas políticas suman unos cinco millones de votos que pueden ser decisivos el 15 de junio si la abstención se mantiene en cifras similares.
CUIDAR LA PAZ
El escenario donde se miran las caras los representantes del gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP), no ha estado al margen del debate.
Este martes se inició en La Habana un nuevo ciclo de conversaciones con llamados de ambas partes a la ciudadanía colombiana para salvaguardar el proceso de paz.
Aunque las FARC-EP mantuvieron su posición de no hacer comentarios sobre la situación electoral e insistieron en que la paz debe ser una política de Estado más allá de quien resulte vencedor en los comicios, sí aprovecharon la oportunidad para remarcar la importancia que tienen los diálogos y los cambios que se están debatiendo para erradicar las causas que desencadenaron la guerra.
El comandante Iván Márquez llamó a todos los colombianos a defender la paz. “Ha llegado el momento de ponerle fin a esta confrontación”, añadió después de rememorar la trascendencia de los acuerdos parciales alcanzados hasta el momento en el tema agrario, la participación política y la solución al problema de las drogas ilícitas.
Por su parte, el líder de la delegación gubernamental, el exvicepresidente Humberto de la Calle, pidió a los colombianos que no sigan el juego de quienes “no tienen otro interés que atacar este proceso con una imperdonable campaña de desinformación”.
“No se dejen confundir en medio de tanta mentira, de tanta falacia. Les aconsejo a los colombianos que no se dejen echar cuentos”, refirió. Negó al respecto que se esté negociando con la guerrilla la destrucción de la libertad de empresa o la propiedad privada.
El nuevo ciclo de conversaciones tiene características especiales, pues no estará enfocado en un tema de la agenda en específico, sino que servirá para afinar los mecanismos metodológicos con que se abordará el siguiente tema: las víctimas del conflicto.
Desde hace meses, los diálogos transitan un camino desconocido, pues ninguno de los intentos anteriores había avanzado tanto en una agenda que toca los principales problemas sociales y económicos del país. Pero, como han dicho tanto las FARC-EP como el Gobierno, los colombianos tendrán la última palabra.















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Noemí Zanín dijo:
1
4 de junio de 2014
14:12:00
antioquia dijo:
2
4 de junio de 2014
21:13:57
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