ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La región es considerada la más desigual del planeta. Foto: Reforma

América Latina y el Caribe están hoy en una encrucijada. Así lo manifiesta el documento Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible, con el cual la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, abrió a co­mienzos de mayo en Lima, Perú, el 35 periodo de sesiones del organismo de Naciones Unidas.

El texto plantea que los dos grandes retos que enfrenta el desarrollo en la región es lograr mayores grados de igualdad y procurar sostenibilidad de cara a las nuevas generaciones.

Según la CEPAL, con “diferentes velocidades” y conforme a la profunda heterogeneidad que existe entre los países, se han logrado progresos significativos en la reducción de la pobreza y el desempleo y avances incipientes en la distribución del ingreso.

Bárcena dijo que 68 millones de habitantes en la región sufren de pobreza extrema y confió en que Latinoamérica y el Caribe puedan llegar a erradicarla con la aplicación de compromisos y pactos que traduzcan el crecimiento económico en bienestar para todos, cuando la región es considerada la más desigual del planeta.

Asimismo, se han consolidado “sistemas democráticos” en países hasta hace algunos años devastados por guerras civiles o sometidos por regímenes dictatoriales.

De igual modo, se ha alcanzado mayor “estabilidad macroeconómica, se ha reducido la deuda pública y se han aplicado políticas contracíclicas para mitigar los impactos de las crisis externas; además, han mejorado la ma­trícula y la progresión educacionales, así como el acceso a redes de protección social”.

Sin embargo, “estos avances están encontrando límites, ya sea para sostenerse o para expandirse”.

Pese a que los precios de los productos primarios se mantienen favorables en el mercado internacional, el crecimiento del PIB de Amé­rica Latina y el Caribe está estancado desde el 2011 y la CEPAL redujo su estimación de crecimiento de la región en el 2014 de 3,2% a 2,7%.

De acuerdo con el organismo internacional se plantean “grandes desafíos para mantener la ruta ascendente en el camino hacia la igualdad y para ampliarla a los ámbitos diversos en que dicha igualdad se juega”.

Se enfrentan, también, “importantes retos de sostenibilidad económica, de cara a una fase menos dinámica del ciclo y a rezagos profundos en los patrones productivos”.

En materia de “sostenibilidad ambiental, se conjugan los retos globales del cambio climático con dinámicas de consumo y concentración urbana, cuyas acentuadas externalidades am­bientales negativas impactan en la economía y en el bienestar de las personas”.

La entidad responsable de promover el de­sarrollo económico y social de la región, sostiene que la crisis del 2008 puso en “evidencia” que el nuevo escenario mundial del crecimiento económico estará poblado de restricciones e incertidumbres.

A partir de entonces se instaló a escala global un “ritmo más lento e inestable de crecimiento”, sobre todo en el mundo industrializado, que ahora se extiende a las economías emergentes, imponiendo dificultades cada vez mayores para administrar globalmente problemas que afectan a todos.

En América Latina y el Caribe los límites están dados por una “combinación de restricciones externas y rasgos endógenos”, refiere el documento.

La CEPAL indica que pese a las diferencias existentes entre subregiones, el conjunto de la región debe enfrentar los desafíos para cerrar las brechas que surgen de la heterogeneidad estructural, la vulnerabilidad externa y los altos niveles de desigualdad.

No pocos coinciden en que la región se encuentra en un momento irrepetible para responder a sus principales retos. La realización de pactos al interior de cada nación y también en los ámbitos supranacionales, asegurará un porvenir auspicioso y posible de concretar.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su primer informe regional sobre desarrollo humano para América Latina y el Caribe del 2010 Actuar sobre el futuro: romper la transmisión intergeneracional de la desigualdad, reafirma la “importancia central de la lucha contra la pobreza, pero propone que es necesario ir más allá: la desigualdad per se es un obstáculo para el avance en el de­sarrollo humano y su reducción debe incorporarse explícitamente en la agenda pública”.

Es imprescindible no olvidar que hablar de igualdad en América Latina y el Caribe es hablar de una constante histórica.
Para que el desarrollo se convierta en un proceso sustentable y sostenido en el tiempo, es necesario que la expansión de la producción, que constituye el soporte material del mismo, se produzca en un contexto de equidad social.

Tal condición implica la incorporación efectiva y progresiva del conjunto de individuos que conforman la sociedad.

Desde luego, el impulso del desarrollo a largo plazo exige reconocer la vasta heterogeneidad económica, social y demográfica, así como diseñar y aplicar políticas consecuentes y adecuadas a las diferentes realidades nacionales.

Para lograr los objetivos de crecimiento y desarrollo es necesario concentrar las políticas públicas en atacar las causas que producen y reproducen la pobreza. Solo así será posible actuar hoy y pensar en el mañana.

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