
EL CAIRO.— Más polarizados que nunca antes entre islamistas y seculares, los egipcios dejaron este lunes de lado las rivalidades para celebrar el Sham en Nasim, el inicio de la primavera, un festival que sobrevive desde la época faraónica.
Atormentados por tres años de inquietudes políticas que obligaron a renunciar a un presidente, costaron el cargo a un segundo, y tienen pocas dudas de cuál será el próximo, los egipcios elaboran platos especiales y cuelgan cebollas en sus puertas para alejar a los malos espíritus.
La festividad, cuyo nombre en árabe significa Inhalando la Brisa, está documentada hace más de cuatro mil 700 años, cuando se llamaba Tshom Ni Sime, convertido en shom ennisim en el egipcio cóptico, que derivó en su nombre actual tras la islamización de este país.
El criterio más generalizado es que también está ligado a la astrología y la naturaleza y los entendidos afirman que se celebra cuando el Sol está en Aries, uno de los signos del zodíaco.
El día también marca el inicio de la primavera en Irán, otro país de antiquísima cultura, donde el 21 de marzo comienza el año persa, distinto al islámico y, por supuesto, al del calendario gregoriano, que rige en casi todo el planeta.
Para los egipcios antiguos en esta época el día y la noche son iguales, como al inicio de la creación en algunas religiones, y su comienzo se marca cada año con la posición del Astro Rey respecto a la gran pirámide de Keops, un momento que mueve a cientos de miles de personas a jardines y parques.
El menú es siempre el mismo: arenque, huevos hervidos y cebollas, y el propósito disfrutar de la brisa primaveral en paz y armonía, ausentes hace tiempo de la vida cotidiana de este antiquísimo país.
Este año las festividades están marcadas por el vencimiento del plazo para presentar candidaturas a la presidencia en los comicios programados para el 26 y 27 de mayo próximo, a los cuales concurrirán solo dos contendientes, el exministro de Defensa Abdel Fattah El Sisi y Hamdeen Sabahi.
Un hecho curioso: el exmariscal El Sisi, favorito en las encuestas, es presentado en una vasta iconografía como la continuación viva del extinto presidente Gamal Abdel Nasser; su rival es un declarado seguidor de las ideas del joven coronel que en 1952 derrocó la monarquía del rey Farouk.
Sin embargo, Sabahi está ubicado en una tendencia izquierdista franca y promete la reconciliación nacional, mientras el exmilitar centra sus promesas en la extinción de lo que denomina terrorismo de sus enemigos mortales agrupados en la Hermandad Musulmana.
Otros dos candidatos anunciaron intenciones electorales, pero ambos desistieron, el más notorio, Mortada Mansour, dijo haber recibido en sueños un anuncio divino en la forma de dos militares que le ordenaron volcar su apoyo en El Sisi y, como se sabe, los mandatos se cumplen y no se discuten.
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