TRÍPOLI.— El recién designado primer ministro libio, Abdullah al Thini, envió este domingo su renuncia al Congreso General Nacional (CGN), que ejerce de facto los poderes Legislativo y Ejecutivo, debido a amenazas.
La misiva alude a “un ataque cobarde” al que fueron sometidos él y su familia este sábado, sin que, de inmediato, haya precisiones.
Al Thini, quien se desempeñaba como ministro de Defensa en el gabinete del destituido primer ministro Ali Zeidan, fue ratificado en el cargo a principios de esta semana y el CGN le encargó que formara gobierno, pero rehusó otorgarle facultades excepcionales.
Zeidan cayó a principios del mes pasado víctima de un voto de no confianza después que un buque cisterna pirata operado por una compañía egipcia cargara petróleo en una de las cuatro terminales que controlaba el gobierno secesionista de la región de Barqa.
El primer ministro dimitente comunicó que, aunque su decisión tiene carácter irrevocable, permanecerá administrando las tareas cotidianas hasta la designación de un reemplazo.
En rigor, la designación de Al Thini fue una suerte de fórmula de compromiso debido a que los diferentes bloques de diputados en el CGN no consiguieron ponerse de acuerdo sobre un candidato aceptable para todos.
Según expertos, la intempestiva dimisión del primer ministro es otra indicación del caos en que está sumido este país norteafricano desde el derrocamiento en el 2011 del Gobierno liderado por Muamar al Gadafi, debido a una agresión militar de la OTAN, pedida por milicias en cuyas filas están presentes gran número de extranjeros.
Desde entonces, esos grupos armados se convirtieron en un poder paralelo que impone sus designios al CGN y se ha fragmentado el país en zonas de influencia que controlan a su albedrío.
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