Afganistán celebra elecciones presidenciales este 5 de abril y muchos se preguntan cuál será la proyección del nuevo gobierno sobre los problemas que aquejan a esta nación centroasiática tras trece años de ocupación militar, y en vísperas de la retirada de las tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En el 2001 Estados Unidos invadió Afganistán con la promesa de que liberaría a los afganos del “régimen del terror” al que los talibanes los estaban sometiendo, mediante la instauración de una verdadera democracia. Sin embargo, la realidad, según cuenta la activista afgana por los derechos humanos Malalai Joya, es que “la injerencia de Estados Unidos es lo que ha llevado a Afganistán a la ruina. Han duplicado los males que ya teníamos”.
Afganistán se ha transformado en uno de los países donde más se cultiva, se produce y se comercializa droga en el mundo. Por tanto, la corrupción relacionada con esta práctica corroe todos los niveles de la sociedad. La nación islámica ocupa el puesto 164 de 187 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, su sistema educacional está dentro de los seis peores del planeta y la insalubridad es alarmante. “Lo único que han hecho es sustituir la barbarie talibana por el terror de los señores de la guerra, que gobiernan paradójicamente, junto con los talibanes que el mismo gobierno estadounidense ha permitido que se introduzcan en el poder”, denuncia Malalai Joya.
“Estados Unidos está mintiendo descaradamente sobre cómo su presencia ha mejorado Afganistán”, delata la activista, tras afirmar que la nación norteamericana quiere convertir a su país en su centro de operaciones en Asia.
Malalai Joya fue electa como la parlamentaria más joven de Afganistán en el año 2005 y expulsada del ente legislativo en el 2007, después de haber criticado reiteradamente la presencia de criminales en el gobierno afgano con la anuencia de Estados Unidos.
RETOS INCONMENSURABLES
Como Joya, muchos analistas piensan que en las condiciones actuales del país, la convocatoria para elegir a un nuevo presidente y los miembros de los consejos provinciales afronta retos inconmensurables.
En primer lugar, en el país no existe un censo actualizado y las estimaciones de población varían entre 26 y 32 millones de habitantes, lo cual deja un amplio margen para el fraude. Luego está la violencia asociada a los talibanes, que han rechazado participar en el juego político pero que están determinados a hacerse oír a punta de pistola.
Entrevistado por la agencia AFP en condición de anonimato, un responsable talibán recuerda que existen divergencias en el seno del movimiento insurgente: “Algunos disidentes, más favorables a las conversaciones de paz y que han establecido contactos con el gobierno actual, quieren la victoria de Zalmai Rassoul, ya que se le considera como el candidato del presidente Hamid Karzai”.
Pero “la comisión militar”, la más importante y la que toma las decisiones, “no apoya a ningún candidato. Para ella, la única solución es la guerra”, sostiene.
Lo cierto es que no pasa un día sin que se reporten atentados suicidas, explosiones de coches bomba o ataques a edificios gubernamentales.
“Están tratando de deslegitimar las elecciones”, declara Francesc Vendrell, quien fuera representante especial de la ONU para Afganistán. En su opinión, los talibanes esperan poder mejorar su situación militar en los próximos meses, cuando las tropas de la OTAN empiecen a retirarse.
El deterioro de la seguridad ha sido creciente en los últimos meses. Según informes de la ONU, en el 2013 se registraron 2 959 muertes civiles y 5 656 heridos en acciones violentas, un incremento del 7 y del 17 % en comparación con el año anterior, respectivamente.
Según Vendrell, las Fuerzas Armadas afganas apenas tienen capacidad para evitar la caída de Kabul, la capital, y el resto de los centros urbanos del país. “Incluso la eventual firma del Acuerdo Bilateral de Seguridad con Estados Unidos no va a cambiar esa situación”, advierte.
CAMINO AL PALACIO PRESIDENCIAL
Para aspirar a la primera legislatura afgana, los candidatos deber ser naturales y mayores de 40 años de edad. Por Constitución, un jefe de Estado no puede detentar el poder por más de dos mandatos consecutivos. Por eso, Hamid Karzai —quien conduce los destinos de Afganistán desde el 2001, tras ser impuesto por la fuerza ocupante y reelecto en el 2004 y el 2009 en un clima de extrema violencia y corrupción— ya no puede postularse.
De acuerdo con medios de prensa locales, de los ocho candidatos que concurren a las presidenciales, solo tres tienen posibilidades de pasar a una segunda vuelta, Zalmai Rassoul, Abdullah Abdullah y Ashraf Ghani.
Cada uno de ellos ha ocupado responsabilidades ministeriales en alguno de los periodos de gobierno de Karzai. Si bien se han pronunciado indistintamente sobre la necesidad de concretar la paz con la insurgencia, de mejorar la economía y las relaciones internacionales, de combatir la corrupción y garantizar los derechos humanos; ninguno ha presentado un programa político con sustancia.
Encuestas recientes dan como favorito a Ghani (26,9 % de los entrevistados por la empresa Glevum Associates), mientras otorgan el segundo puesto a Abdullah (24,7 %) y el tercero a Rassoul (7,5 %). No obstante, Vendrell opina que “se necesitaría un fraude enorme para que uno ganara en la primera vuelta”, porque los tres candidatos “parecen estar bastante igualados”.
Quien resulte vencedor en los comicios tendrá que asumir la reconstrucción de un país en guerra permanente y de donde las fuerzas ocupantes no están dispuestas a marcharse con las manos vacías.
Candidatos para la presidencia

Ashraf Ghani Ahmadzai. Etnia Pashtun, 65 años. Tiene el grado de doctor en Antropología de la Universidad de Columbia, EE.UU. Trabajó en el Banco Mundial, en la Universidad de Kabul y en otros centros educacionales del mundo. En las elecciones del 2009 quedó en cuarta posición detrás de Hamid Karzai, Abdullah Abdullah y Ramazan Bashardost. Sirvió como Ministro de Finanzas (2002-2004) y Consejero de Economía del presidente saliente.

Abdullah Abdullah. Etnia Pashtun, 54 años. Tiene un doctorado en Medicina. Después de la caída del régimen talibán, fue Ministro de Relaciones Exteriores (2001-2005). Fue consejero del Comandante Ahmad Shah Massoud en la guerra afgano-soviética. En el 2009 se presentó como candidato independiente a las elecciones y consiguió el segundo lugar de preferencia, con el 30, 5 % de los votos. Al año siguiente creó la Coalición por el Cambio y la Esperanza, uno de los movimientos de oposición más influyentes de Afganistán.

Zalmai Rassoul. Etnia Pashtun, 70 años. Estuvo involucrado en la guerra civil de Kabul (1992-1995). Sirvió como Ministro de Relaciones Exteriores (2010-2013). Fue Consejero de Seguridad Nacional y acompañó al presidente Karzai en múltiples recorridos internacionales desde el establecimiento de su administración.
COMENTAR
Jorge dijo:
1
4 de abril de 2014
15:44:27
Canario. dijo:
2
4 de abril de 2014
16:13:15
Daniel Franco dijo:
3
4 de abril de 2014
23:44:09
Responder comentario