ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La flota rusa del Mar Negro tiene su base principal en la península de Crimea. Foto: RT

MOSCÚ.— El presidente de Rusia, Vladimir Putin, advirtió este domingo por teléfono a su homólogo estadounidense, Barack Obama, que si se extiende la violencia al este de Ucrania y en la península de Crimea, Moscú se reserva el derecho de proteger a la población rusoparlante.

Según el servicio de prensa del Kremlin, Putin llamó la atención sobre las actuaciones provocadoras y criminales de los elementos ultranacionalistas, alentados de hecho por las actuales autoridades de Kiev, que constituyen una "amenaza real" para la vida y la salud de numerosos ciudadanos rusos que se encuentran en Ucrania.

"En caso de producirse una escalada de violencia contra la población rusoparlante, Rusia no puede permanecer al margen y aplicará las medidas necesarias en el marco del derecho internacional", añadió según la misma fuente.

Por su parte, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, amenazó con imponer sanciones a Rusia debido al posible despliegue de tropas de ese país en Crimea. Desde medidas económicas a prohibiciones de viaje, todas las opciones están sobre la mesa, indicó el jefe de la diplomacia norteamericana durante el programa This Week de la cadena televisiva ABC News.

Kerry, que se espera llegue este martes a Kiev para dar su apoyo a las autoridades de facto, ha adelantado incluso la posibilidad de boicotear la cumbre del G-8 (los siete países más industrializados y Rusia) señalada para junio en la ciudad balneario de Sochi.

El Parlamento ruso aprobó el sábado pasado una petición del presidente Putin para tener la posibilidad de desplegar sus Fuerzas Armadas para preservar los intereses nacionales en Ucrania, en medio de la convulsa situación tras la salida del presidente Viktor Yanukovich.

El respaldo a Yanukovich y a Moscú es mucho más fuerte en el este del país europeo y en especial la península de Crimea, que perteneció a Rusia desde el siglo XVIII y fue traspasada a Ucrania en 1954, cuando todavía formaba parte de la Unión Soviética.

A partir de la desintegración del bloque a comienzos de los 90, la península pasó a ser una región autónoma dentro de Ucrania, pero mantiene profundos lazos con Moscú.

Con la toma del poder por parte de fuerzas ultranacionalistas en Kiev, en el occidente del país, muchos analistas temen que se pueda desatar un conflicto civil que afecte principalmente a la población rusoparlante que habita en mayoría en el oriente de esa nación.

El presidente del Parlamento de la República Autónoma de Crimea, Vladímir Konstantínov, anunció que "está sujeto a las nuevas autoridades de Kiev" y anunció que en el referéndum del próximo 30 de marzo se planteará a los habitantes de la península si quieren que su territorio reciba el estatus de Estado.

Además, subrayó que el Parlamento de Crimea asumió la responsabilidad política de la situación en la península "en condiciones de una crisis profunda en la que Ucrania está sumergida, en términos de ilegalidad y arbitrariedad" que se apoderaron de Kiev y algunas otras regiones del país.

Entretanto, el mandatario de facto, Alexandr Turchínov, firmó un decreto que pone en plena alerta combativa a las Fuerzas Armadas.

Al gabinete de ministros encomienda proporcionar de inmediato los recursos financieros, logísticos, técnico-materiales y de otra índole para garantizar "la soberanía, la integridad territorial y la inmunidad de las fronteras estatales de Ucrania".

En ese mismo sentido, Turchínov ha solicitado la colaboración de las mismas potencias occidentales que respaldaron las protestas pro-occidentales que concluyeron con la salida de Yanukovich.

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