ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La revista Semana destapó una red de corrupción y tráfico de influencia al interior del Ejército. / Revista Semana

BOGOTÁ.— El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, anunció este martes el retiro del general Leo-nardo Barrero, líder de la cúpula castrense, quien será reemplazado por el hasta hoy comandante del ejército, Juan Pablo Rodríguez.

Santos, sin embargo, aclaró que la salida de Barrero no estaba vinculada a sospechas de corrupción sino a algunas expresiones "irrespetuosas" en contra del poder judicial registradas en las grabaciones que hizo públicas la revista Semana.

Y es que en una de ellas se puede escuchar al militar recomendarle al principal implicado, un subordinado investigado por presuntas violaciones de derechos humanos, que "hagan una mafia para denunciar fiscales".

El coronel Robinson González del Río, el interlocutor de Barrero en la polémica grabación y una docena de otros audios, está procesado por un caso de "falsos positivos" (víctimas civiles que los militares hacen pasar por bajas de la guerra contra las guerrillas para falsear las estadísticas). Sin embargo, desde el centro de reclusión militar en que estuvo instalado hasta hace pocos días, podía hacer llamadas por teléfono celular, tenía carros oficiales y soldados a su disposición y salía de vacaciones.

Según las revelaciones de Semana, González del Río también intervenía en algunas licitaciones ilegales de contratos del ejército que dejaban millonarios dividendos a algunos militares corruptos.

Además de Barrero, también fueron sancionados otros generales y brigadieres que supuestamente habrían tenido conocimiento de la situación y no actuaron.

En un comunicado oficial publicado el lunes, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, intentó minimizar el alcance de la red de ilegalidades revelada, e incluso habló de la posibilidad de que existiese un "mercado de venta de información" para debilitar a las Fuerzas Armadas. El extenso texto omitió importantes aclaraciones sobre las críticas a la Fiscalía y la implicación de altos militares con personas sindicadas por violaciones a los derechos humanos.

Por otra parte, la tarea que enfrentará el nuevo Comandante de las Fuerzas Militares no es nada envidiable. Además de hacer frente al escándalo de corrupción en el interior de las filas castrenses, también deberá dilucidar hasta dónde están implicados sus subordinados en las polémicas escuchas ilegales contra las delegaciones de paz en La Habana, políticos de oposición y otros activistas de derechos humanos.

Todo lo anterior en medio de unas conversaciones históricas con la principal guerrilla del país, las FARC-EP, que buscan poner fin a más de medio siglo de conflicto armado. Un proceso en el que, como ha dicho Santos, los militares tienen un papel central.

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