ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La desestabilización dejada por la ocupación norteamericana es bien aprovechada por los extremistas de Al Qaeda. / Foto: AFP

Los autores son otros pero el escenario es el mismo. Otra prueba de fuego enfrenta Faluya, una ciudad a media hora de Bagdad, ocupada hoy por grupos terroristas de Al Qaeda, y que, cuando la invasión norteamericana a Iraq, fue de las más castigadas por los bombardeos.

Como en todos los países llevados a la guerra por fuerzas foráneas, también en Iraq el terreno de la desestabilización quedó abonado por los atacantes y ahora resulta un incentivo para grupos extremistas armados.

En Faluya, el imperio dejó una gran secuela de enfermedades como malformaciones congénitas, leucemia y otros cánceres, todo debido al uranio empobrecido existente en las bombas que cayeron sobre una población que vio morir a miles de sus hijos.

Ahora, la red terrorista, que no se conocía por muchas de las naciones de esta región, actúa a la sombra del legado desestabilizador dejado por la guerra de ocupación norteamericana y hasta muchas de las armas y el dinero que emplean es proporcionado directa o indirectamente por Occidente.

Esa es la historia y debe ser contada sin cortapisas, porque Al Qaeda no está solo en Iraq, también en Siria, contribuyendo a los planes occidentales de derribar al gobierno de Bashar al-Assad y en Libia, país que Estados Unidos y la OTAN bombardearon con furia hasta asesinar a su presidente y derribar al gobierno.

De las acciones de esa red terrorista aparecen noticias procedentes de otros países norafricanos, y se le vincula además con atentados de grupos que operan en el Cáucaso y otras partes de la geografía de las exrepúblicas soviéticas.

La renovada fuerza que se observa ahora en naciones del Oriente Medio, la ejercen distintos grupos vinculados de una u otra forma con la cúpula de la red fundada por Osama bin Laden.

Entre esos grupos se destaca el llamado Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS), con presencia activa en ambos países.

El objetivo del mismo es establecer un emirato donde impere la ley islámica (‘sharia’) en el territorio que abarca Iraq, Siria y Líbano.

Su creación en abril del 2013, se presentó inicialmente como una fusión entre el grupo vinculado a Al Qaeda, el Estado Islámico de Iraq (ISI), y el yihadista de Siria, el Frente Al Nusra. También está presente en Líbano, donde reivindicó el último atentado en el sur de la capital, Beirut.

Encapuchados armados del grupo Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS), presentes hoy en Faluya y Ramadi. / Foto: AFP

De acuerdo con el Ministerio de Exteriores iraquí, se estima en 12 mil el número de milicianos integrados al ISIS en Iraq y Siria. En ese último país ha realizado acciones terroristas en importantes poblaciones en las provincias de Alepo, Idlib y Raqqa.

También cuenta con notable presencia en el este y en las zonas fronterizas con las provincias iraquíes de Nínive y Anbar.

El diario francés Le Fígaro escribió que los grupos afiliados a Al Qaeda han creado en Siria una alianza que cuenta por lo menos con 45 mil combatientes.

Respecto al auge del terrorismo en esa región, la senadora Dianne Feinstein, presidenta de la comisión de inteligencia del Senado estadounidense, ha señalado que "el terrorismo está en alza a nivel mundial. Las estadísticas lo demuestran. Está aumentando el número de víctimas. Hay más grupos, todavía más radicales. Hay más yihadistas decididos a matar para alcanzar sus objetivos".

De igual manera, un despacho de la agencia inglesa Reuters cita declaraciones de Alfredo Embid, coordinador del boletín Armas contra las guerras, donde enfatiza que "Al Qaeda es una operación de inteligencia de Estados Unidos".

"Hay que tener en cuenta que Al Qaeda en Iraq no existía antes del 2003, cuando llegaron los norteamericanos", dijo Embid, y subrayó que buena parte de los militantes de este grupo terrorista que opera en Iraq, anteriormente estaban en Libia.

También refirió que "uno de los responsables de crear este caos fue el diplomático John Negroponte, embajador estadounidense en Iraq tras la caída de Saddam Hussein. De hecho, "Negroponte había orquestado toda la estrategia de escuadrones de la muerte en Centroamérica" y luego "fue trasladado a Iraq", recordó el analista.

En fin, bajo el caldo de cultivo de la desestabilización —principal objetivo logrado por las guerras impuestas a esos países por las fuerzas norteamericanas—, ahora Al Qaeda toma fuerza usando esas mismas armas, como se ve en Iraq, Siria y otras naciones del Oriente Medio.

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