Mundial tras mundial, siempre se abre la interrogante sobre si hay un equipo de África que sea capaz de superar la barrera de cuartos de final y meterse entre los cuatro grandes. Marruecos derrumbó ese muro que era inexpugnable y este sábado hizo una epopeya del tamaño del continente africano, al ganar a Portugal 1-0.
Los Leones del Atlas siguen montados en un sueño inimaginable hasta para el más fiel de sus seguidores. A base de entrega y sacrificio han ido dejando en el camino a equipos cualitativamente superiores como Bélgica, España y ahora el once lusitano fue su víctima más reciente.
Es cierto que no despliegan un juego vistoso, pero no son un conjunto que sale en todo momento a esconderse. Se apoyan en los contragolpes y un toque de pelota lo más vertical posible mientras el choque se encuentre empatado. Cuando tienen ventaja en la pizarra repliegan muy bien sus líneas defensivas y no dejan de correr atrás del balón para cerrar cualquier espacio por donde se vislumbre peligro alguno.
Frente a Portugal, mientras estuvieron con el 0-0 crearon sus ocasiones de gol. Una vez que su delantero Youssef En-Nesyri marcó de cabeza, el técnico Walid Regragui apostó por entregar la pelota a los portugueses y defender el gol con piernas, cabezas, uñas y dientes. No es lo más bello, pero solo así pueden contrarrestar a un coloso del fútbol.
Portugal, con un plantel más profundo lo intentó, pero les faltó nervios de acero para llegar con más claridad a la puerta de Bono. Remates y centros inundaron el área marroquí con poco acierto. Se desesperaron a medida que el reloj se acercó a los 90 minutos. Bernardo Silva estuvo por debajo de su ritmo habitual y Bruno Fernandes no logró el pase preciso que caracteriza su accionar.
El entrenador Fernando Santos decidió dejar en la banca a Cristiano Ronaldo por segunda ocasión en el mundial y cuando le introdujo de cambio tuvo poca incidencia en ataque. Entre lágrimas se marchó rápidamente CR7 al finalizar el juego sin aplicar los galones de capitán y recoger a sus guerreros. Los portugueses no contaron con su líder para asimilar la derrota dentro de la cancha.
A estas horas el triunfo de Marruecos no es privativo de esa nación, le pertenece a todo un continente y un poco más allá, hacia el Medio Oriente. Su gesta en tierras cataríes trascenderá en el tiempo a la par de los cuentos de Las Mil y Una Noche.
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