El conjunto norteamericano salió la primera parte a dominar el encuentro, pero los europeos supieron ser efectivos y eficaces en sus contragolpes. Cuando más Estados Unidos lo intentaba, los naranjas les cortaban el juego.
Para este partido de muerte súbita, Louis van Gaal apostó por Memphis Depay en el once inicial. El león neerlandés, posiblemente la principal figura del elenco, había llegado a esta Copa del Mundo en baja forma pues desde septiembre se recuperaba de una lesión. Ante Estados Unidos sacó su mejor versión, mostrándose rápido y participativo, aunque pecó de alguna individualidad.
En la previa al encuentro, se hablaba de la importancia para los neerlandeses de anotar un gol tempranero. A los 10 minutos el propio Depay marcó un gol de buena factura, en una jugada que lideró en el mediocampo Cody Gakpo y que asistió Denzel Dumfries.
Los estadounidenses tuvieron pocas ocasiones claras de peligro, con Christian Pulisic encabezando la ofensiva, pero cuando mejor jugaban la «Oranje» salió a la contra y a los 45’+1 Daley Blind puso el 2-0, al disparar de primera un centro magistral de Dumfries.
A los 67’, Gregg Berhalter dio entrada a Haji Wright por Weston McKennie. Su incorporación creó mayor peligro en el área defendida pro Noppert. A los 76’, los estadounidenses se vieron recompensados con un gol de Wright, que de manera poco ortodoxa envío a la red un balón que centró Pulisic.
Cuando parecía acercarse el empate, los dirigidos por Van Gaal tejieron un contragolpe perfecto, que sentenció Dumfries, sin marca, a pase de Blind.
Si bien, los norteamericanos dominaron más el balón y acumularon más remates, los neerlandeses estuvieron perfectos en defensa y entorpecieron la creación de juego del rival, sellando así su presencia entre los ocho mejores y en espera de conocer su contrincante, que saldrá del duelo entre Argentina y Australia.
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