La advertencia del entrenador portugués Carlos Queiroz fue contundente luego que el equipo de Irán perdiera por 2-6 ante Inglaterra: «Este fue un juego de entrenamiento, nuestro mundial empieza contra Gales y Estados Unidos».
Tuvo razón el experimentado técnico, pues su escuadra se llevó este viernes una espectacular victoria ante los europeos por marcador de 2-0, al facturar las dos dianas en el tiempo añadido. El once persa no dejó de creer en el triunfo a pesar de mostrar una pésima imagen en su salida contra los ingleses. Ante los galeses la actitud fue otra.
La expulsión por tarjeta roja directa al portero Wayne Hennessey (86´) fue determinante para que los iraníes aprovecharan mejor los espacios que se generaron en la cancha. Era el momento perfecto para dar la estocada decisiva y los nueve minutos añadidos la ocasión ideal.
Rouzbeh Cheshmi (90+8´) primero y Ramin Rezaeian (90+11´) después, estremecieron con sus goles a la parcialidad iraní que se aglutinó en el estadio Ahmed bin Alí.
Los dos equipos entendieron que si uno de ellos se llevaba el triunfo las opciones de pasar a octavos de final se incrementarían. De ahí que ambos propusieran un duelo entretenido con varias llegadas a la puerta rival.
Sin embargo, fueron los persas quienes ejecutaron las ocasiones más claras y los que mostraron mayor insistencia. La estrella de Gales, Gareth Bale, se fue apagando con el correr de los minutos y tras la expulsión de Hennessey el reparto de puntos dejaba en mejor posición a los europeos, al asegurar dos unidades.
Nada más alejado de la realidad, Irán no se conformaría con el empate y luchó por la victoria. Ellos sueñan con una histórica clasificación a octavos de final.
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