ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Foto: Getty Images

A nadie le gusta ver cómo un partido de fútbol termina con igualdad 0-0. Ese resultado puede reflejar conformidad y falta de convicción de los dos equipos protagonistas, satisfechos con salir de la cancha sin hacerse daño y con un punto en el bolsillo.

Sin embargo, esa realidad no se vio sobre la grama del estadio Ciudad de la Educación, cuando Dinamarca y Túnez decretaron este martes la paridad, a pesar que los dos pelearon por la victoria.

La primera mitad fue bien movida. Dinamarca retuvo la pelota para construir su juego, mientras Túnez, con pocos efectivos, apostó por la salida vertical para finiquitar sus acciones, fórmula que les brindó a los africanos acercarse al arco de los europeos con asiduidad.

El encuentro tenía ritmo, pero el gol no apareció. En la segunda parte fue más de lo mismo. Los tunecinos siguieron creyendo en abrir el marcador, y la estrategia era filtrar los pases largos, ante una defensa danesa bien colocada, pero que es lenta cuando le tiran el balón a sus espaldas.

Las opciones de Dinamarca casi siempre partieron de un mismo concepto: construir buena parte de sus jugadas entregando la esférica al organizador Christian Eriksen, quien no tuvo mucho acompañamiento de sus delanteros.

El punto repartido a cada conjunto tiene un color gris para los daneses, quienes deberán mejorar su dinámica ante Francia y Australia. Por su parte, Túnez se retiró con una unidad a su favor, que le va a dar fuerzas cuando se midan a galos y australianos en un grupo D que se presagia bien abierto de cara a conocer las dos escuadras que irán a octavos de final.

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