El fútbol es pasión. Las miles de personas que se reúnen en los estadios, ahora durante la Copa Mundial de Catar, desatan sus emociones, en variadas expresiones, en las barras reunidas en los graderíos, cada una alentando, de principio a fin de los partidos, a su equipo.
Abundan las banderas, ensordecedores trompetas, pitos, y quienes se pinta en el rostro el número del jugador preferido o los colores de su enseña nacional, como muestra de invariable simpatía y apoyo a su equipo, sin importar que esté entre los favoritos o no para ganar el evento. Es el momento para olvidar las dificultades de la vida real y no pensar en qué hacer cuando, al concluir el juego, vuelva a la actualidad.
Uno de los agregados a esta gran contienda, que puede enervar hasta extremos peligrosos, es la ingestión de bebidas alcohólicas dentro de los gigantescas instalaciones del planeta. Catar-2022, no ha sido la excepción. Pero, cuando la FIFA y el comité organizador anunciaron su decisión de prohibir el consumo de bebidas alcohólicas en las sedes del clásico, destaparon una reacción, tanto de los turistas presentes en el país, como de la empresa cervecera Budweiser, principal patrocinador del evento.
Seguramente que esa determinación está centrada en evitar sucesos como el de Indonesia, a principio de octubre pasado, donde en encuentro de la Liga Premier, entre el Persebaya Surabaya y el Arema Malang, terminó con saldo de 129 personas muertas, en su mayoría pisoteadas, a raíz de una serie de enfrentamientos entre los seguidores de ambos clubes, a lo que siguió una estampida.
«Las autoridades del país anfitrión y la FIFA continuarán garantizando que los estadios, y las áreas adyacentes, proporcionen una experiencia agradable y respetuosa entre todas las torcidas», argumentaron los organizadores de Catar-2022, pero, ellos y los directivos de Budweiser, se abstuvieron de hacer declaraciones conjuntas, y se anunció que venderán la cerveza en las inmediaciones de las arenas hasta tres horas antes de las juegos, y reanudarán el expendio una hora después de los partidos. La firma patrocinadora afirmó, horas más tarde, que «dará todo, o no estará en el país».
La discusión del tema de las bebidas alcohólicas pasó a ser motivo de una discusión central por la FIFA, desde el momento en se le concedió la sede a Catar, 12 años atrás, pues su consumo no son permitidos por la principal religión del país, el islamismo. Solo se admiten en lugares específicos como bares o restoranes de hoteles.
«Espero que la medida no afecte el ambiente de fiesta de las juegos. Obviamente todos amamos que haya una buena atmósfera, y vamos a torcer (apoyar) para que el veto no nos afecte», dijo Já Wayne Hennessey, un fanático del equipo de Gales, simpatizante del mediocampista Gareth Bale.








COMENTAR
Responder comentario