Desde el año 2002, Brasil no sale Campeón del Mundo, mucho tiempo para el país más exitoso en la historia del fútbol. No levantar la añorada copa se considera un fracaso en el gigante sudamericano, así de exigentes son en una nación donde este deporte no es un modo de vida, es la vida misma.
Cuando todo parecía indicar que Brasil caería por un abismo y el jogo bonito se extinguiría, apareció para tomar las riendas de la selección nacional Adenor Bacchi «Tite», quien devolvió la magia y la alegría al conjunto auriverde.
Con Tite, Brasil salió de la mediocridad, dio la confianza necesaria a un grupo de hombres y los resultados junto al juego vistoso se fusionaron en perfecta armonía. El cambio fue total, si al finalizar el mundial del 2014 sobre el elenco brasileño flotaban muchos temores e incertidumbres, hoy existe seguridad antes de cada partido.
En la Copa del Mundo Rusia 2018, los sudamericanos se presentan como favoritos al título. Gran estabilidad en el funcionamiento de sus líneas y múltiples variantes en el ataque caracterizan su rendimiento. Los 23 hombres convocados por Tite entienden a la perfección el papel que su entrenador les ha pedido para la cita rusa y los egos individualistas que poseen varias figuras están desterrados, punto fundamental para aspirar a la corona.
Sin ser una selección superior a otras como las conformadas para asistir a las Copas del Mundo de 1962, 1970, 1982 o 2006, la que competirá este año se muestra con capacidad para derrotar a los rivales, sustentada en una excelente lectura de juego y claridad para manejar los tiempos de cada compromiso.
EL PUNTO FUERTE
Aquí podemos mencionar todo el talento futbolístico que tiene Neymar en sus botines, pero hacer eso sería injusto con los demás miembros de la escuadra verdeamarela. La fuerza de Brasil parte desde su zaga y culmina en la capacidad goleadora de sus delanteros. Cuando se paran sobre la cancha se observa un once compacto, con pocos errores, así se desempeñaron durante la segunda mitad de las eliminatorias sudamericanas, torneo que lideraron con absoluta tranquilidad desde que Tite se sentó en el caliente banquillo.
Uno de los mejores tridentes de ataque en el mundo no es otro que aquel con sello brasileño. Neymar, Coutinho y Gabriel Jesús se conocen de memoria en la cancha. El primero se mueve libre sobre el césped, arrastrando marcas, desbordando por las bandas o tocando en corto y rápido con sus dos «socios».
Coutinho es digno heredero de los magos brasileños y posee una gran visión de juego en busca del hombre mejor posicionado para generar peligro en las defensas contrarias. El juvenil Gabriel Jesús, irreverente a sus 21 abriles, se ha transformado en un peligroso rompe redes, a quien no le pesa vestir el famoso número 9 en su espalda, el gol lo lleva tatuado en su mente.
Un detalle que no se puede pasar por alto es el crecimiento de varios hombres en la selección pentacampeona del mundo como el portero Alisson y el volante de recuperación Casemiro. Estos dos futbolistas, titulares en la formación, fortalecieron aún más el accionar brasileño y están llamados a cobrar un papel superior en Rusia.
EL TIRO POR LA CULATA
La lesión, semanas atrás, del experimentado lateral derecho Dani Alves ha generado fuertes debates sobre qué carrilero sustituirá al carismático jugador.
Fagner o Danilo compiten por hacerse con la titularidad, mas la realidad dicta que ninguno de los dos hoy es capaz de pasar la exigente prueba. Danilo fracasó en el club Real Madrid y se le critica por su mala defensa. Fagner carece de experiencia al más alto nivel, fichado por el club brasileño Corinthians, y no acumula gran cantidad de partidos con la camiseta de su país.
A pesar de recuperarse con éxito de una lesión en el pie derecho, Neymar no llegará físicamente al 100 % para los primeros duelos, según confirmó él mismo.
Sin embargo, la estrella del club PSG, a un 70 u 80 %, puede ser lo suficientemente peligroso para sus rivales. Todo quedará por parte de Tite y el cuerpo médico brasileño sobre cómo dosificar el rendimiento del atacante. De no manejarse correctamente a Ney-mar, Brasil puede perder peso en la ofensiva.
En el último mundial, cuatro años atrás, la baja forma deportiva mostrada por el volante Paulinho se sintió en las filas del pentacampeón. Su pobre desempeño no fue enmendado por ninguno proveniente de la banca. Hoy Paulinho vuelve a ser fijo en el once brasileño y llega en un envidiable nivel. De aparecer otra vez los mismos fantasmas, urge que Brasil halle un efectivo sustituto, si se quiere conservar el cartel de equipo favorito.
PARA SER CAMPEÓN
Brasil llega, hasta ahora, con la etiqueta de serio aspirante al primer lugar gracias al acertado manejo del equipo por parte de Tite. Esa misma fórmula tiene que ser aplicada por el exentrenador del Corinthians durante la Copa del Mundo. Lo que bien funciona no se toca, y esa tiene que ser la premisa en el cuadro brasileño: mantener la concentración y darles libertad plena a sus futbolistas sobre la cancha.
En pocas oportunidades, Brasil descolló por su buena defensa, pero la dupla de marcadores centrales compuesta por Miranda y Marquinhos no ha defraudado en casi dos años jugando de forma acertada y sincronizada. Estos dos nombres no aparecen entre los diez mejores zagueros del mundo, pero se las arreglan y ofrecen tranquilidad a los aficionados de la canarinha, ya que son futbolistas que no se complican con el balón en sus pies, aspecto primordial para que un defensa sea efectivo.
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Miguel Angel dijo:
1
2 de junio de 2018
07:10:31
curbelo dijo:
2
2 de junio de 2018
07:13:31
Ferdinan Respondió:
4 de junio de 2018
14:34:49
Edgardo Martínez García dijo:
3
4 de junio de 2018
09:27:39
mecho dijo:
4
6 de junio de 2018
15:09:30
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