Cristiano se niega a claudicar

Un alemán. Era lo último que querían tener enfrente los jugadores portugueses en el banquillo contrario después del 4-0 sufrido ante la Mannschaft el primer día y en la sauna tropical de Manaos (30 grados a la sombra, 80 % de humedad relativa) se toparon con Jürgen Klinsmann que, tostado por el sol de Cali­fornia, ha hecho de Estados Unidos un rival espinoso. Mala cosa.

Si algo queda claro en Brasil es que la suerte no se ha aliado con el cuadro luso, cuya lista de bajas para el encuentro parecía un parte de guerra. Con Fabio Coentrao, Hugo Almeida y el arquero Rui Patricio fuera por lesión, más Pepe purgando una tarjeta roja en el banquillo, el seleccionador Paulo Bento tuvo que reconfigurar medio equipo. Bruno Alves llegaba renqueante para liderar una zaga muy mermada y para colmo de males al delantero Hélder Postiga el partido le duró un cuarto de hora, justo lo que tardó en abandonar el terreno —tambien lesionado— para cederle el puesto a Éder.
Ninguna baja, sin embargo, pesaba tanto en Portugal co­mo la que mantuvo sobre el campo todo el choque. Cris­tiano Ronaldo, antes de comenzar el Mundial, había asegurado estar recuperado al 100 % de sus dolencias. Viéndole jugar anoche, impreciso y contrariado, sin poder disimular apenas su cojera ni disparar una sola vez entre los tres palos, resultó obvio que se engañaba a sí mismo, queriendo engañar de paso al resto del mundo.

Aun así, de sus botines nació la salvación portuguesa, porque los genios, suelen tener un carácter irreductible, y Cristiano —como Messi el día antes frente a Irán— se sacó un conejo de la chistera en el último suspiro: un gran centro para que Varela, con todo a su favor, salvara a Portugal del desastre ante Estados Unidos, que corrió y corrió, espoleado por Klinsmann, como si fuera el Séptimo de caballería y a punto estuvo de sellar su pase a octavos. Algo que de por sí, ahora mismo, no se antoja demasiado complicado, a no ser que los alemanes decidan pasar del empate en la última fecha.

Por lo demás, este fin de semana estuvo bien animado, con el tanto número 15 de Klose ni bien tocó su primer balón para empatar a Ghana (y al brasileño Ronaldo). Bosnia cayó eliminada en un partido polémico; Argentina, con muy poquito juego, se metió de lleno en los octavos, y no pocos goles y acción hubo también en el grupo H.

Justo así, solo un talento endemoniado como Eden Hazard pudo rescatar esta vez a los Diablos Rojos, cuando el partido languidecía con el empate a cero y la zaga rusa sesteaba, acoplada quizás al huso horario de la península de Kamchatka. El menudo interior del Chelsea frotó la lámpara y en diez minutos, estuvo a punto de cumplir tres deseos. Primero rozó el 1-0 tras una ruleta en el área, luego se coló hasta el fondo para obsequiarle a Origi el gol y por último se pegó otro carrerón por el pasillo izquierdo cuando a nadie le quedaba fuelle para regalar otra asistencia de lujo que Mirallas, gafado, estrelló contra Akinfeev.

Si alguien pensó que Argelia y Sudcorea protagonizarían partido bajo de ritmo y emoción, de eso nada. Los argelinos dejaron a los sudcoreanos con los ojos como platos en otro festival de goles y al técnico Halihodzic no le pudieron salir mejor los cambios en la alineación que planteó con respecto al debut ante Bélgica. Slimani, Djabou y Brahimi entraron en escena contra Corea y los tres anotaron. Tan contundente como merecido. Si la guerra anunciada no mata sargentos, Fabio Capello, el técnico italiano de Rusia, puede darse por avisado.

Resultados del fin de semana. Grupo F: Argentina, 1 - Irán, 0 (Messi, min. 90+1); Nigeria, 1 - Bosnia, 0 (Odemwingie, 29). G: Alemania, 2 - Ghana, 2 (Götze, 51; Klose, 71 - A. Ayew, 54; Gyan, 63); Estados Unidos, 2 - Portugal, 2 (Jones, 64; Dempsey, 81 - Nani, 5; Varela, 90+5). H: Bélgica, 1 - Rusia, 0 (Origi, 88); Sudcorea, 2 - Argelia, 4 (Heung-Min, 50; Jacheol, 72 - Slimani, 26; Halliche, 28; Djabou, 38; Brahimi, 62).