San Salvador.–El atletismo ha colgado resultados contables en el medallero de estos Juegos Centroamericanos y del Caribe, pero ha puesto, sobre todo, muchas esperanzas.
Que en la noche del pasado miércoles, la mitad de las preseas de la delegación se hayan conseguido en el campo y la pista, dice cuánto hay de potencial; sin embargo, el modo en que se dieron varias de esas competencias, convence de la reserva que ya está en plena fragua.
De resultado sólido, a la altura de su estirpe, el de Rose Mary Almanza fue aplastante. Mezclada con el grupo en la primera vuelta de los 800 metros, solo a ella la buscaban sus rivales, calculando el ritmo de sus zancadas, adivinando una posible estrategia.
Dice que trabajó duro, muy duro, para una carrera así. «En junio tuve una molestia en la rodilla, y hubo que ajustar la última parte de la preparación a eso; pero me sobrepuse».
Cuando sonó la campana para el último perímetro, Almanza dijo «¡Voy!», y todo cálculo, toda anticipación posible de las otras corredoras perdió valor. Solo Sahily Diago, a sabiendas de la casta de su compañera, acomodó sus pasos a los de Rose Mary, y fue buscando la ruta donde aquella pisaba.
«Sería mi tercer título en Juegos Centroamericanos y del Caribe, así que fui a buscarlo, y lo conseguí. Es un resultado que me hace muy feliz, más por haber logrado el uno-dos», dijo.
La llegada a la meta, con dominio absoluto de las cubanitas (oro y plata), parecía el saldo de una estrategia, pero «la verdad es que no había nada planificado», reveló Sahily Diago.
UN DISCO A DISCRESIÓN
Cuando el cubano Mario Díaz entró al círculo de lanzamiento del disco, del otro lado la triplista número uno del mundo, Yulimar Rojas, tenía para ella todos los reflectores.
Mario se dio cuenta y agradeció el pasar por alto, al menos mientras tiraba. Al cierre del espectáculo en el cajón de salto, el cubano ya tenía sentenciado el dominio de su competencia.
De retirada, aún bajo el eco de los aplausos del triple, declaró que iría por el reto de marcas de nivel mundial, precisamente para eso: clasificar al venidero Mundial, porque «es mi desafío ser finalista ahí, y aspirar a medalla».
LEYANIS PÉREZ, OTRA VEZ SOBRE SÍ MISMA
Sí, la fuera de serie Yulimar Rojas ganó el triple salto, rompió el récord del evento (15,16 metros), llenó las gradas cerca de la pistilla y dio timbre a los Juegos, pero no colonizó todos los aplausos.
Detrás de ella, la meteórica cubana Leyanis Pérez hizo lo que anunció: «Mi competencia será conmigo misma», y en ese duelo se impuso de tal manera, que puso a Cuba a soñar: ¡rompió dos veces su marca personal y quedó a dos centímetros de la línea de 15 metros!
«Fue una magnífica competencia. No llegué a los 15 metros por un pequeño fallo en la carrera, pues alargué mucho el último paso».
Algo alejada de la tabla, aclaró que no se estaba cuidando del foul, sino que «no me estaba empujando al principio; hablé con mi entrenador, y en vez de echar medio pie adelante, decidimos entrarle más duro al volante. Así fue como salió ese cuarto salto de casi 15 metros».
No se puede obviar a la bronceada Liadagmis Povea en el triple, como mismo la velocidad se complace con una Greisys Robles, plata de los 100 con vallas, o la buenísima nueva de una Yunisleidys García quien, con el bronce en los 100 metros, borró 25 años de ausencia de Cuba, y luego llegó segunda en los 200.
Ojalá San Salvador esté siendo un preludio.
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