San Salvador.–Del saldo de la esgrima en estos Juegos Centroamericanos y del Caribe se extraña el empujón dorado que la disciplina dio a la delegación cubana en Barranquilla-2018.
Hasta hoy, los de la Mayor de las Antillas no han podido hacer justicia a aquel legado de siete preseas de oro y dos de bronce, cuando aquí, en tres jornadas transcurridas, han conseguido una de oro, otra de plata y dos metales bronceados.
El título conseguido lleva la firma de Leidis Veranes, cuya casta a este nivel viene, precisamente, de la ciudad colombiana. Es ahora mismo la reina revalidada del sable individual, al dominar en siete de los ocho duelos, sin que un solo rival se diera cuenta de que llevaba una rodilla lastimada.
«Tuve que aguantar un dolor tremendo durante la competencia. El día antes, en el entrenamiento, sentí que me había lesionado. En lo inmediato no pude caminar, pero la doctora me tranquilizó, que iba a poder competir, pero que debía cuidarme».
Con una venda elástica que nadie notó, y reprimiendo cualquier gesto que la delatara, Leidis salió a la duela a desplazar a sus rivales, una por una en el sistema de poules, a cinco puntos por desafío.
Solo tuvo un tropiezo en el cuarto enfrentamiento, contra la panameña Eileen Granche; pero se repuso rápido y despachó a las cuatro siguientes.
En la final, con el oro al alcance de 15 toques, creyó que la rodilla le reventaría, pero de ella ni un quejido; al contrario, avanzó todo el tiempo, en procura del contacto con la colombiana Jessica Morales. ¿Resultado? Leidis Veranes volvió a ser la campeona.
«Sí, esperaba esta medalla, pero confieso que la lesión me provocó mucha inseguridad, que fue mi otro rival».
Con nueve años en el equipo nacional, ha caminado medio mundo, y a estas alturas cuesta creer que de la esgrima no le gustaba nada, y ni siquiera su inocencia de diez años se dejó atrapar por la rareza del vestuario y la curiosidad de las armas.
«Estaba en quinto grado y, cuando me preguntaron para apuntarme, solo averigüé una cosa: ¿Si soy buena, podré viajar? Yo estaba obsesionada con conocer Brasil, por las telenovelas, y creo que el entrenador del área especial se aprovechó de eso. “Sí, claro, podrás ir adonde quieras”, y yo, deslumbrada, ni lo pensé: Sí, yo, yo quiero estar en esgrima».
De un área especial en Micro 8, en Santiago de Cuba, la niña celebró los 12 en la eide de la provincia oriental, y el dominio absoluto en varios Juegos Escolares y en cuatro campeonatos juveniles, avalaron su condición de alto rendimiento, con boleto a la escuadra nacional.
COMENTAR
Responder comentario