La delegación mexicana, integrada por 645 deportistas, es la más numerosa de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en San Salvador. Quiere repetir la hazaña de Barranquilla-2018, Colombia, donde lideró el medallero, superando a Cuba por primera vez.
De la tierra cafetera los aztecas regresaron con la satisfacción de ser los campeones, alegría creada por 132 medallas de oro, 118 de plata y 91 de bronce, para un total de 341, en tanto los cubanos ocuparon un digno segundo lugar (102, 72, 68, 242) y Colombia entraba en tercero (79, 94, 97, 270) haciendo aún más nítida la lucha abierta que venía caminando desde Veracruz- 2014, en una cerrada porfía entre Cuba (123 oros) y México de escolta (115), mientras los colombianos iban cerrando diferencias, a pesar de mantenerse lejos, con 70 preseas doradas, en el tercer peldaño.
La historia va tomando en San Salvador otro matiz. Amén de que Cuba llevó una representación en casi el 70 % inexperta, muchos de los atletas compiten por primera vez en un evento multideportivo, en el que se han crecido, los mexicanos y colombianos, fuertes en varios deportes, están enfrascados en una férrea disputa por los lugares cimeros, y alcanzar la gloria de los líderes por naciones.
En los momentos de redactar estas notas ya México aventajaba a Colombia, (40, 40, 30, 110) por (33, 15, 20, 68), y Cuba (22, 21, 22, 65), con Venezuela en cuarto peldaño (11,18, 28,57), seguido de cerca por Puerto Rico (7, 9, 14, 30).
En lo que va de este siglo, la mejor actuación de México ocurrió en los Centroamericanos de Mayagüez-2010, Puerto Rico, con 317 medallas (130 oros) y el primer lugar en una cita donde Cuba no asistió porque los organizadores de la cita no les garantizaban su seguridad. En San Salvador-2002 lideró (351 medallas) y en Cartagena-2006 ocupó el segundo peldaño (275, 107 oros), detrás de Cuba (285, 138 doradas), mientras Colombia y Venezuela marchaban en el tercero y cuarto lugares.
Cuba representada por una delegación donde prima la juventud, está inspirada batiéndose en igualdad de condiciones frente a experimentados rivales, como única manera de ir obteniendo el fogueo necesario, por cuanto en esta representación está la sangre nueva que debe representar a nuestro país, en por lo menos los dos venideros ciclos olímpicos.





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