No solo el fútbol gusta en El Salvador. Desde la ceremonia inaugural, en el estadio Mágico González, el pueblo abrió espacio a la pasión marcada en los primeros días de estos Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Razones ha habido para disfrutarlos a plenitud, después de salvarlos, con poco tiempo. Incluso se vieron obreros trabajando en las sedes en tiempo muy cercano a la apertura, por lo que el mismo pueblo que ha llenado las instalaciones ha declarado a la prensa local: «es puro fervor, queda claro por si quedaban dudas, que no solo de fútbol vive el apasionado por el deporte en el país».
Las disciplinas más variadas son seguidas con entusiasmo, como pocas veces se ha visto tanta afición, acotan quienes tal vez nunca han visto jugar algún deporte. La locura que se vivió el lunes con la gimnasia artística, y el inéditamente lleno gimnasio del Polideportivo Merlio, donde aplaudieron al cubano campeón Diorges Escobar; el aforo completo de la natación, escenario para las tres preseas de Elisbet Gámez; o el graderío completo que animó a la selección salvadoreña de baloncesto y la de pesas.
En cada estadio retumba el aplauso –comentan los anfitriones a la prensa–, y la buena vibra, creada por el sano ambiente, va permeando la reunión de nuestros atletas del área. Participan y prestigian el convite campeones olímpicos y mundiales, en una cita cuyas entradas han fluctuado solo entre tres y ocho dólares.
Cuba, con una delegación al más alto nivel, contribuye al éxito de los Juegos y entrega su nobleza en el terreno para agigantar el triunfo del evento.
El pueblo salvadoreño premia el esfuerzo de sus atletas junto a los de los otros países, y afirma: «Ya no es más solo el fútbol, hoy es: Deporte, pasión de multitudes».
COMENTAR
Responder comentario