San Salvador.–Poner el nombre a instalaciones, calles, e incluso demarcaciones ha sido históricamente uno de los modos de reverenciar la excepcionalidad de una persona, en pro de perpetuar su legado; sin embargo, es poco común hacer estas denominaciones en vida de quien ha dejado huella en el imaginario popular.
Es el caso de Jorge «El Mágico» González, exfutbolista salvadoreño venerado en su nación por ser la figura excelsa de esa disciplina en el país, y cuyo nombre lleva el estadio olímpico de El Salvador desde el año 2006, sede inaugural de estos XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, para los cuales fue remozado.
La leyenda del balompié acaparó titulares en la espectacular gala de apertura de la lid regional, cuando los focos iluminaron a su persona, de pie sobre la pista del estadio, para recibir la antorcha del fuego centroamericano y, al compás de una ovación cerrada, escalar con ella hasta la base del pebetero, donde la cedió al paratleta Herbert Aceituno, responsable de prender la flama.
Jorge Alberto González Barrillas está considerado por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol como el mejor balompedista de Centroamérica en el siglo XX –y, por supuesto, el mejor de su país–. Natural de San Salvador, en 1977 fue contratado en un equipo de la primera división, y sus habilidades lo llevaron rápidamente a ser parte de la selección nacional que, gracias a las virtudes de El Mágico, clasificó al Mundial de España, en 1982.
Aunque el once azul y blanco perdió los tres partidos de la fase de grupos, cuentan que Jorge González lució tan bien que despertó el interés, para su fichaje, de los equipos Atlético de Madrid, Cádiz, Aurora fc, Comunicaciones, Los Angeles Aztecs, Universitario de Deportes y el Paris St. Germain.
El Cádiz ganó la puja y, en un pestañazo, la afición española se encariñó con el delantero, que destacó por su fidelidad al conjunto. Cuando el equipo bajó a segunda división, el Paris St. Germain y el Fiorentina quisieron ficharlo, pero El Mágico decidió quedarse en la nómina ibérica. Luego hizo una gira por Estados Unidos con el Barcelona, junto a Diego Armando Maradona, y aunque brilló, no hizo mucho por ser contratado, y cuando en 1985 fue traspasado al Real Valladolid, por desavenencias con el entrenador del Cádiz, solo estuvo una temporada y retornó al club gaditano.
De su sobrenombre, aseguran que salió de El Salvador apodado El Mago, a cuenta del bautizo de un comentarista deportivo y, una vez famoso en España, los narradores lo renombraron como El Mágico.
Retirado en el año 2000, a la edad de 42 años, la Presidencia de El Salvador decretó, en 2006, poner el nombre del ídolo al entonces Estadio Nacional Flor Blanca.
Adjunta a esta instalación hay otra más pequeña, polifuncional, denominada la Cuna de El Mágico, sede del torneo de levantamiento de pesas de estos XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe.





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