San Salvador.– Hoy se hará un fuego enorme la llama centroamericana y caribeña que hace 17 días arde en una pequeña antorcha de mano.
Cuando flamee, en todo su esplendor, el pebetero instalado en el Estadio Nacional Jorge «El Mágico» González, la noche de este viernes habrá marcado el inicio oficial de los vigésimocuartos Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023, el tercer evento de este calibre que acoge la urbe asentada en el denominado Valle de las Hamacas.
Por tanto, esta jornada será la última en que la pira viajera recorrerá el tramo de la ruta larga trazada desde México, exactamente desde el Basamento Escalonado de la Luna, en la Zona Arqueológica de Teotihuacán.
El pasado 6 de junio aconteció en ese sitio uno de los capítulos más sublimes e icónicos del tradicional programa preparatorio de los Juegos: el encendido del fuego centroamericano y del Caribe.
Cargada de un simbolismo raigal, se realizó la llamada Ceremonia del Fuego Nuevo, en la que se escenificó –con un desborde fidelísimo de los atavíos de las poblaciones precolombinas y de sus celebraciones y ofrendas religiosas– el antiquísimo ritual mesoamericano que cada 52 años ejecutaban varias culturas prehispánicas de la zona.
La conmemoración tenía una extraordinaria importancia para civilizaciones de toda la región, pues marcaba el final de un ciclo en el calendario mesoamericano y, por supuesto, el inicio de uno nuevo.
Entre las pirámides del Sol y de la Luna, los danzantes prehispánicos representaron «la creación» del fuego nuevo, antes de que por la Calzada de los Muertos desfilaran las 37 banderas de los países que participan en los Juegos.
«Este fuego representa un símbolo de paz, esperanza, respeto y, sobre todo, saluda el juego limpio y la justa victoria, además de augurar éxito a los organizadores», expresó en la ocasión María José Alcalá, presidenta del Comité Olímpico Mexicano.
Al recibir la antorcha, el presidente del comité organizador de los Juegos de San Salvador, Yamil Bukele, calificó de especial el momento, para El Salvador y Centroamérica.
«Nosotros, un pueblo que quiere renacer como un fuego nuevo, vimos una gran oportunidad de demostrarle al mundo de lo que El Salvador es capaz. Por eso nuestro eslogan: Es el momento de trascender, y esto es lo que realmente queremos demostrar».
Según declaraciones dadas a conocer en los días iniciales del recorrido, la antorcha transitaría más de mil kilómetros, en una ruta que atraviesa 77 municipios (de los 262 que actualmente integran El Salvador) y los 14 departamentos de la nación.





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