RÍO DE JANEIRO.—En ninguno de los ciclos olímpicos del presente siglo y milenio fue asediado tanto como en este 2013-2016 el primado mundial absoluto de 2.45 metros impuesta por Javier Sotomayor, Príncipe de las Alturas, en 1993.
Sin embargo, se mantuvo incólume. Salió airoso. No lo atacaron en la culminación de la etapa. Ni siquiera vencieron quienes fueron más amenazantes.
Desde que Duncan McNaughton ganó el desempate a Bob Van Osdel, de Estados Unidos, y al filipino Simeon Toribio, todos vencedores de la varilla en 1.97 metros de altura, Canadá no se colgaba una medalla de oro masculina en este salto.
Fue conquistada hace 84 años en Los Ángeles 1932, primera y única hasta que el martes 16 de agosto, en los Juegos Olímpicos Río 2016, Derek Drouin convirtió sueño en realidad y el país de la hoja de maple volvió de nuevo a lo más alto del podio.
Drouin no es ningún improvisado. Obtuvo bronce en la edición olímpica anterior de Londres 2012, con 2.29. Volvió a broncearse en el Mundial de Moscú 2013, con 2.38. Es el vigente campeón mundial de Beijing 2015, con 2.34. A sus 26 años ha añadido a su palmarés el cetro olímpico, con 2.38, su mejor marca de la actual temporada.
Interesante resulta que consiguiera retornar hacia América la corona de esta especialidad. Javier Sotomayor (2.34) y el estadounidense Charles Austin (2.39) las disfrutaron seguidamente en Barcelona 1992 y Atlanta 1996. Después aparecieron los europeos. También llama la atención la persistencia de sus respectivas primacías, la mundial de 2.45 y todavía más la olímpica de 2.39 de Austin.
La explosión del presente ciclo se adelantó en el año 2014. Contrastó por preceder una sequía prolongada de estrellas. En esos doce meses, nada menos que un sexteto de saltadores accedió al impresionante muro de 2.40 en 16 ocasiones al aire libre (12) y bajo techo, varias de ellas continuadas con intentos tan infructuosos como inquietantes sobre 2.45 y 2.46.
Noten los antecedentes. Hasta 1999 Sotomayor rebasó 2.40 metros en 21 oportunidades. Otros siete apenas lo consiguieron once veces y sin ir más allá de 2.42.
Entre los años 2000 y 2009 apenas hubo tres 2.40, uno de ellos a la cuenta del carismático sueco Stefan Holm. En el 2013 el catarí Mutaz Essa Barshim consiguió la misma altura y el ucraniano Bohdan Bondarenko voló dos veces sobre 2.41.
El progreso amenazador del 2014 lo encabezaron Barshim, 2.43 y 2.42, Bondarenko (2.42) y el ruso Ivan Ukhov (2.41), secundados por otro ucraniano, Andriy Protsenko, otro ruso, Aleksei Dmitrik, y el propio canadiense Drouin, ambos con 2.40. Creció la expectación.
Luego mermó. En el 2015, solo el catarí sonrió desde ese nivel. Dos veces 2.41 y un 2.40. Precisamente es el más ponderado por Sotomayor, cuando lo instaron a opinar en medio del asalto colectivo a su 2.45.
En el ruedo olímpico carioca estaban todos, menos los rusos debido a la suspensión de su Federación. Entonces, en el momento culminante, ninguno salta al máximo logrado.
El catarí, único que repitió este año el 2.40 en la preparación, fracasó con 2.38 y terminó plateado en 2.36. El ucraniano Bondarenko, el más espigado de todos, renunció al 2.36 y la táctica salió mal porque falló 2.38 dos veces. Inútilmente trató de arreglarlo en un postrer esfuerzo de 2.40. Y bronce le correspondió con 2.33, igual rendimiento que Protsenko, cuarto lugar
Ya campeón en 2.38, Drouin vio la varilla en 2.40 y como de compromiso le dedicó un intento antes de despedirse. No pareció interesarle derribar el 2.39 olímpico. Mucho menos el 2.45 mundial. Vaya usted a saber por cuál causa. Los otros ni se acercaron.
Sotomayor estaba invitado para comentar en la televisión. Pero igual Michael Johnson laboraba para la BBC y el sudafricano Van Niekerk fue despiadado con su marca.
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Rey dijo:
1
21 de agosto de 2016
03:55:39
Luis G. Casals Santos dijo:
2
22 de agosto de 2016
08:41:34
Leonel Rojas Silot dijo:
3
23 de agosto de 2016
08:51:48
Chakal dijo:
4
23 de agosto de 2016
11:14:48
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