
RÍO DE JANEIRO.—Hoy los ojos de Cuba se posan sobre una muchacha de 29 años, de la provincia de Sancti Spíritus. A Dayaris Mestre le toca la difícil encomienda de intentar abrir el medallero de nuestro país en la primera jornada competitiva de los XXXI Juegos Olímpicos.
Ella estará en una elitista lid de judo y en un grupo en el cual aparecen cuatro de las ocho que encabezaron el ranking clasificatorio para esta cita en la división de los 48 kilogramos. La mongola Urantsetseg Munkhbat, líder del listado mundial y olímpico; la anfitriona Sara Menezes, campeona de los Juegos de Londres hace cuatro años; la española Julia Figueroa, quinta de la clasificación para llegar aquí y la sudcorena Bokyeong Jeong, octava de esa relación, están en su misma zona del organigrama.
La ruta de Mestre comienza con Asaramanitra Ratiarison, de Madagascar, en lo que debe ser un compromiso poco exigente, pero luego se va a encontrar con la ibérica Figueroa, quien quedó libre en el sorteo. Ese sería un combate crucial, pues de no ganarlo casi seguro se esfumarían sus posibilidades de podio. ¿Por qué? Pues acto seguido vendría el duelo con Menezes. Si vence a la española y cayera ante la local, hallaría un lugar en el sistema de repechage para aspirar al metal bronceado.
Mestre y Menezes se vieron en el Grand Prix de La Habana, en enero pasado, y allí la espirituana perdió por un movimiento ilegal. Si lograra la hazaña de tomar desquite, debería medirse a la mongola por la condición de líder del grupo, sitio que automáticamente garantiza uno de los dos puestos en la final por el título olímpico.
Por la otra parte del organigrama, aparecen la argentina Paula Pareto, tercera del ranking mundial y segunda del olímpico, y la japonesa Ami Kondo, que en el listado del orbe antecede a la sudamericana y en el otro la sigue. Las dos deben disputar la cabeza de ese segmento, es decir, una de ellas pudiera ser finalista.
André Kolychkine, el hombre que con su cinturón negro y el primer Dan, llegó desde Bélgica a La Habana, en 1951, para introducir el judo en Cuba, me dijo que “para ver paisajes bellos se necesita escalar montañas muy altas”. Y serán esas cimas las que tendrá que subir Dayaris Mestre para aparecer en el horizonte de premiaciones.
“No me preocupa contra quien comienzo y ante quien discutiré la medalla. Ellas tienen mucha maestría deportiva, pero yo también. Con muchas he ganado y perdido. Pienso que el podio será para quienes le salgan mejor las cosas. Tengo fe en que estaré bien”, le dijo la espirituana a los colegas Joel García y Carlos González, quienes dialogaron con ella la víspera.
Hay que ser realista y creo que ella lo es. Su principal cualidad es la combatividad y el rigor físico que impone a sus adversarias y eso le da una ventaja psicológica, pero unos olímpicos no son un Grand Prix o una Copa del Mundo. Esto no se parece a nada, pero si alguien está lista para un examen tan exigente, amén del resultado final, esa es Dayaris.
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5 de agosto de 2016
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