ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Pablo Simonet y Pilar Campoy fueron campeones de sus deportes en los Juegos Panamericanos de 2023. Foto: Tomada de la cuenta en X de Pablo Simonet

París.– Fausto, además de ser casi un políglota, pues le basta con muy poco para entender otros idiomas, es un gran profesional, de esos que son incisivos auscultando el hecho noticioso. Es también un gran conocedor de esta urbe y de sus encantos, y nos lo cuenta con proverbial pasión.

A París se le conoce como la ciudad del amor; también el francés tiene la etiqueta de idioma de ese sentimiento, y los Juegos Olímpicos, sus atletas y entrenadores le han correspondido.

Días antes de comenzar esta fiesta, que también es la del amor, en la Villa Olímpica, Pablo Simonet, jugador argentino de balonmano, y Pilar Campoy, integrante de la sensacional selección de hockey sobre césped de esa nación austral, conocida como Las Leonas, fueron primicias en la capital francesa.

En la segunda ocasión en que coinciden en una sede olímpica, Pablo, pareja de Pilar desde 2015, le pidió matrimonio en la Villa. Justamente, en un espacio similar había nacido esa unión.

Pero no ha sido la única propuesta nupcial de París-2024. La judoca española Laura Martínez recibió un pedido de mano del también atleta de judo de su país, José Antonio Aranda, en una romántica escena a los pies de la Torre Eiffel.

Aranda la había acompañado para alentarla desde las tribunas, y al cerrar su experiencia competitiva, en la que cedió en el duelo por la medalla de bronce, frente a la francesa Shirine Boukli, decidió premiarla con su petición.

Pablo y Aranda recibieron el sí, igual que el excepcional saltador de altura italiano, el carismático Gianmarco Tamberi, titular olímpico en Tokio-2020, en aquella noche inédita de dos medallas de oro sobre la varilla, la otra al pecho del qatarí Mutaz Essa Barshim.

Pero, ¿qué hace el saltamontes de la península itálica en esta historia, si ya estaba comprometido?

«Lo siento mi amor, lo siento mucho. Demasiada agua, demasiados kilos perdidos en los últimos meses o quizá el entusiasmo irrefrenable de lo que estábamos haciendo. Probablemente las tres cosas, el caso es que sentí el anillo escabullirse, lo vi volar. Lo seguí con la mirada hasta que lo vi rebotar en la barca, pero el rebote, desgraciadamente, fue en la dirección equivocada y, flotando más de mil veces en el aire, lo vi zambullirse en el agua como si ese fuera el único lugar donde quisiera estar», escribió Tamberi en su cuenta de Instagram.

Así se disculpaba el abanderado de Italia por haber perdido la prenda símbolo de su unión en el Sena, en la ceremonia de apertura de París-2024.

Luego, le dijo a su amada: «Esos instantes duraron un infinito, pero si tenía que pasar, si tenía que perder esta fe, no podía imaginar un lugar mejor. Se quedará para siempre en el lecho del río de la ciudad del amor, volando mientras yo intentaba llevar la tricolor italiana lo más alto posible durante la ceremonia de apertura del acontecimiento deportivo más importante del mundo. Si tuviera que inventarme una excusa, nunca habría sido capaz de ser tan imaginativo».

Tampoco ha sido la encantadora París, que Fausto tanto aprecia, la única sede de las propuestas de matrimonio. En Tokio, hace tres años, el entrenador argentino de esgrima, Lucas Guillermo Saucedo, hizo lo mismo con su pupila María Belén Pérez.

Y no fue en la ciudad del amor, pero justo antes de salir de Cuba hacia ella, el campeón olímpico Luis Orta hizo pública su intención de casarse con su novia, la mamá de Bianca, una niña que nació en el mismo momento en que el gladiador alumbraba al mundo con su título en Tokio.

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