París vale un partido

En los momentos cumbres de una competición al más alto nivel mundial es cuando se conoce de qué están hechos los seres humanos a los que vitoreamos y –no pocas veces injustamente– reprochamos.

Cuba, en su última salida de la segunda semana de la Liga de Naciones de Voleibol, estaba obligada a vencer, nada menos y nada más que a la selección campeona olímpica de Tokio-2020, y lo cumplió: derrotó a Francia por 3-2.

El partido fue de eximio voleibol, que incluye –porque este deporte es de racha– picos muy bajos y otros muy altos. Incluso, el choque pudo darle a la Mayor de las Antillas un marcador final de hasta 3-0, con el cual hubiera alcanzado 14,55 puntos; o un 3-1, para 12,05.

Sin embargo, en el segundo y tercer parciales, en los que los franceses tuvieron que remontar en el marcador, sobre todo en la ronda tres, con desventaja de cinco, sobrevinieron los picos bajos y los desenlaces adversos de 20-25 y 23-25, después de una sólida manga de apertura, con categórico 25-18.

Fue entonces cuando el director técnico, Jesús Cruz, realizó un movimiento ganador. Se quedó sin opuesto para ingresar a Osniel Mergarejo, pues para cortar las rachas hay que anclarse en la principal arma que se posee, y si la de Cuba es el ataque, había que tener la pelota. La modificación permitió una línea de cuatro receptores y, al mejorar el recibo, se revalorizó la ofensiva, además de solidificar la defensa de campo, lo que también te deja con el balón para el contragolpe. Así, salieron delante en el cuarto tiempo (25-22) y en el tie break (15-10).

A nuestro modo de ver, responsabilidad, liderazgo y sabia conducción desde el banquillo desembocaron en la crucial victoria. Los hombres que debían asumir el primer atributo, Miguel Ángel López y Marlon Yant, hicieron 23 y 21 puntos, respectivamente, el 41 % de los 108 del equipo; Javier Concepción fue un central gigante, con 14 unidades, y Mergarejo un verdadero revulsivo, por la genialidad de Cruz. Ellos, a su vez, ejercieron el liderazgo.

Pero la responsabilidad ascendió a la cumbre de esa cualidad desde la altura no solo física, sino también de jugador y de líder de Robertlandy Simón, un muro en la red, certero en la línea de saque y entrenador en la cancha y en la banca. Regresó, pese a sus dolencias en la espalda, con nueve tantos, cinco en bloqueo.

El resultado puso a los cubanos, temporalmente, en la zona de clasificación de París-2024, en el noveno puesto del ranking mundial, con 250,64, con 5,3 puntos por delante de Serbia, que al caer ante Argentina se distanció, a 7,07. Por eso estaba precisada a ganarle ayer a Canadá, y también cumplió, por 3-1, lo que la situó por encima de los caribeños a solo 0,91 unidades.

Ahora todo queda listo para el capítulo final de la novela. Si París vale una misa, el primer partido de la tercera y última semana de la VNL vale clasificación olímpica. Ese duelo inicial, con sede en Eslovenia, el día 19, pone frente a frente a serbios y cubanos.

¿Por qué pudiera decidir? Al medirse rivales directos, es doble la puntuación derivada de la aplicación del algoritmo de la Federación Internacional para esta lid. Por ejemplo, si Cuba gana 3-0, no solo obtiene 10,05 puntos, sino que esa misma cantidad es la que pierde Serbia por caer con ese marcador, por lo que la diferencia a favor de los antillanos sería de 19,19.

Les dejamos con todas las variables de ese trascendental cotejo, en una semana en la que ambos chocarán con Polonia y Eslovenia, y en el caso de Cuba, además, con Bulgaria. El tercer rival de los contrarios será Türkiye.