BARRANQUILLA.– Minutos después de terminar Rose Mary Almanza en la punta de la final de los 800 metros, el colega Javier Clavelo, quien comenta en directo para todo el estadio Rafael Cotes las incidencias de cada competencia, quiso que la agramontina hablara para los fanáticos presentes en el recinto, pero la flamante monarca de la doble vuelta al óvalo se negó.
«Ella no habla mucho, pero no pasa nada, lo que vale es que hable con los pies», nos dijo Clavelo, experimentado periodista cubano con impresionantes conocimientos del atletismo y del deporte en sentido general. Y guarda mucha verdad esta afirmación de nuestra colega, no hay nada más importante para Almanza que haber demostrado en la pista sus cualidades y aportado otra corona a la comitiva antillana en los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe.
La camagüeyana corrió con relativa tranquilidad, fiel a su táctica de atacar temprano y marcar el paso de la carrera, algo que en otras oportunidades la ha dejado sin opciones en los tramos conclusivos de las carreras. Pero ahora, sin oponentes de calibre, Rose Mary corrió a placer, porque nadie le hizo resistencia ni le propuso un ritmo superior.

«Me sentía fuerte y no quería que la jamaicana me sacara un susto. Estaba preparada para correr menos de dos minutos, pero mi entrenador me dijo que me enfocara en eso, lo más importante era ganar. Afortunadamente se logró, tenía confianza en que podía retener mi título de Veracruz», aseguró en zona mixta la cubana, quien realizó su mejor marca del año al detener los cronómetros en 2:01.63 minutos.
La victoria de Almanza en la doble vuelta al óvalo la coloca como la tercera corredora en la historia de los Centroamericanos que repite el cetro, tras la estelar Ana Fidelia Quirós (1986 y 1990) y la surinamesa Letitia Vriesde (1993, 1998 y 2002).
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C. atencio dijo:
1
31 de julio de 2018
12:46:21
js Respondió:
31 de julio de 2018
17:51:26
Diego Arnulfo Ortega Telles dijo:
2
1 de octubre de 2018
11:15:16
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