Cuando el viajero llega a la sede de un evento múltiple, la primera impresión que capta, o la que desea recoger en su memoria y en las fotos, es la de una ciudad tomada de punta a cabo por el entusiasmo de su población ante tan inusitada cita como los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
En el largo trayecto desde el aeropuerto de esta urbe hasta el hotel que alberga a los periodistas y comentaristas deportivos de Cuba, durante el recorrido por las principales arterias extendido a más de una hora, observamos muy pocas alegorías a la competencia cumbre regional que se inaugurará el próximo día 19.
Salvo algunos murales de futbolistas colombianos que estuvieron en la reciente Copa Mundial Rusia 2018 y se mantienen en las paredes recordando el revés cafetero en aquella porfía, únicamente en los alrededores del nuevo estadio de béisbol Edgar Rentería (instalación a la que aún le perfilan sus áreas exteriores) vimos algunas banderolas alusivas a la reunión centrocaribeña.
Pareciera como si el devenir diario de los pobladores de estos lares les impusiera un violento ritmo en sus quehaceres, como para no dejarles apartar la vista por un par de semanas y convertirse en unos magníficos anfitriones. Condiciones tienen para ello, porque el hombre barranquillero y, por supuesto que en grado sumo sus mujeres, muestran una bondad y deseos de atender con esmero al foráneo, siempre con algo de sorpresa agradable cuando preguntan de dónde venimos y les decimos que de Cuba.
Esperemos a que luego de la inauguración de los Juegos, el ánimo se exalte en las tribunas para bien de Barranquilla como sede principal, y para elmovimiento deportivo regional, que merece el éxito, máxime cuando sabemos ---tras un diálogo con un grupo de deportistas puertorriqueños--- que los muchachos de la Isla del Encanto, agobiados por los males dejados en su tierra arrasada por el huracán María, hicieron ingentes esfuerzos por estar aquí (cuando su gobierno poco o nada los apoyó), junto al resto de nuestros países, aunque para ello debieron buscar ayuda en otras naciones del continente y enviar allí a mucho de sus atletas para completar su preparación. Así estas notas las confirmaron los varones boricuas del equipo de taekwondo, proveniente de Salinas, a quienes ni las dificultades pasadas les apagaron la sonrisa tras descender del avión.
Por ellos, y por un sinfín de jóvenes en multicolor avalancha sobre los estadios, es preciso mantener el vigor y la confianza en pos de la victoria.




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Jose A Cuervo dijo:
1
17 de julio de 2018
01:42:19
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