VERACRUZ.— Más de hora y media pasamos buscando un hotel, en el cual nuestro amigo Nery, boricua de pura cepa, debía cumplir un encargo de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (Odecabe), tomarle una fotografía a una de las atletas más jóvenes de la vigesimosegunda edición de los Juegos regionales.
Gentilmente él nos había dado la oportunidad de visitar Xalapa, el segundo núcleo en importancia del calendario competitivo de la cita multideportiva. Así que, por muy apremiados que estuviéramos, debíamos esperar pacientemente, pero el tiempo corría y tras más de 110 kilómetros desde Boca del Río, una levantada a las seis de la mañana y nada de comida, estábamos al borde de irnos sin notas y fotos de la actuación cubana en las competencias de tiro. Aunque pasamos antes por la esgrima y el ciclismo, no habíamos podido transmitir nada a bordo de una camioneta girando por toda la ciudad de Xalapa.
Los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebran en Veracruz, han sido testigos del salto cualitativo de los atletas del área, con más de 40 medallistas olímpicos; también de la calidad de las instalaciones deportivas, la misma que tiene el sistema de información en la web de la justa; de la solvencia de voluntarios y funcionarios que atienden a los participantes, sean competidores, entrenadores, directivos o periodistas, y de una fabulosa ceremonia inaugural.
Al principio pensamos que el transporte era la oveja negra de la lid, pero ningún evento ha comenzado tarde, el diseño de traslado de los protagonistas es exacto. Sin embargo, la ausencia de una Villa y la dispersión en cinco ciudades muy distantes unas de otras, dejó a nuestro modesto equipo de periodistas y fotorreporteros convertido en un gigantesco signo de interrogación. ¿Qué hacemos con las competencias de Xalapa, Coatzacoalcos, Córdoba o Tuxpan? De la interrogación pasamos a las alternativas.
El propio jefe de la misión cubana fue quien primero dijo: dos se van conmigo; mientras el fotógrafo salió hacia el norte del Estado, con la encomienda de, por medio de un celular en manos de los canoístas, hacer el trabajo de obtener declaraciones de ellos al término de sus competencias. El destino Xalapa encontró al amigo boricua y a la mismísima Odecabe como colaboradores, con un singular veracruzano, Carlos, de chofer, lo cual nos permitió llegar con informaciones y fotos frescas, aunque hubo que dejar el almuerzo por el regreso veloz hacia Boca del Río, la bella urbanización bañada por el Golfo de México, donde una final demandaba la presencia de los informadores.
Por supuesto que en lides de este tipo los que saltan, corren o levantan peso, son los imprescindibles, mas cinco circuitos de competencias con 110 y hasta superiores en 250 kilómetros de distancia impactan de manera negativa en la difusión de las hazañas y de sus héroes. Xalapa y Tuxpan ya están en las agendas y en los diarios, Coatzacoalcos y Córdoba, son todavía un sueño.
Barranquilla-2018 ha de leer esta experiencia, como también la de la ausencia de la Villa Deportiva, la cual expresa la esencia de los Juegos, la convivencia fraternal de todas las nacionalidades en un escenario que deja ver cuánto tiene de poder el deporte de cara a la unidad de los pueblos. El propio presidente de la Odecabe, Héctor Cardona, reconoció que esa carencia es la principal dificultad aquí en Veracruz y nos aseguró que no sería un precedente.
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